La Semana Santa coincide este año con la Reconquista, aunque sólo en apariencia debido a que la fiesta viguesa, el 28 de marzo, una vez más, ha sido trasladada a otra fecha, en abril. Y es lástima: habría resultado muy interesante y muy potente que en Vigo coincidieran a la vez Cíes, con la temporada en marcha desde el viernes 23, y la representación vecinal de la toma de la Villa, desde el 28 hasta el 31, cuatro jornadas. No va a ser así por motivos incomprensibles que no benefician a la Reconquista: difícilmente podrá convertirse en una fiesta de interés internacional, como quieren sus promotores, la asociación del Casco Vello, mientras se comporte como un acontecimiento de dimensiones locales. Este año se iniciará el día 6, así que de nuevo un festejo sólo para vigueses.
Los hoteleros se preocupaban ayer sobre qué pasará en Semana Santa en vista de las bajas expectativas existentes debido a un marzo lluvioso y frío. También reconocen su temor a que los nuevos controles sobre Cíes puedan provocar que miles de personas desistan de viajar a las islas ahora. Es poco probable que pase en verano, como se puede comprobar en la demanda para la playa Catedrais, que no hace sino crecer con idénticas limitaciones en los accesos. Además, no hay alternativa al control ambiental estricto para preservar Cíes. Semana Santa puede ser un buen experimento para constatar si la oferta viguesa está bien construida y seguirá creciendo para conformar un nuevo polo económico. Nada es seguro: el turismo de cruceros parecía invencible hace 10 años y desde entonces cae sin parar. Continuará....
