Opinión

Rías Baixas, desde luego

Vigo y Pontevedra están unidos por la autopista y separado por todo lo demás. El obispo de la Muy Leal no tiene jurisdicción en la Boa Vila, como tampoco los responsables sanitarios del Cunqueiro sobre el hospital Montecelo y viceversa. Hay una oficina de Tráfico en Vigo y otra en Pontevedra; una Agencia Tributaria en As Travesas y otra en la Praza da Ferrería, independientes entre sí, y un registro mercantil en la Rúa Real y otro en la ciudad del Lérez. En otros casos instituciones con jefatura en Vigo tienen delegaciones en Pontevedra, como la Universidad, con campus en ambos lados, o la Tesorería y la Seguridad Social. Y así y un largo etcétera que confirma lo que ya sabemos: que Vigo y su área conforman una realidad a todos los niveles y Pontevedra y su entorno el suyo, a menudo con competencia, pongamos por caso el puerto de Marín vs Guixar. Todo salvo la circunscripción provincial que sigue la misma que se fijó en el primer tercio del siglo XIX después de que Vigo perdiera la capitalidad gracias a los manejos pontevedreses, siempre con mejores políticos. Lo más grave no es que se mantenga una provincia que no existe sino que además lleve el nombre de una ciudad, ocultando a la mayor de Galicia. La solución la tiene una institución tan pontevedresa como la Diputación, hoy regida por una viguesa, con la marca Rías Baixas, que utiliza como sinónimo de la provincia. Rías Baixas es una denominación donde la ciudad de Vigo se sentiría cómoda, como le pasa a Gijón con Asturias, al librarse de la provincia de Oviedo, que era como se llamaba antes. Cambiar el nombre es posible, viable y deseable. La Rioja era Logroño hasta hace no tanto. Continuará...

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