Opinión

qué difícil es galicia

Vecinos de una parroquia de Baredo, en Baiona, se han puesto frontalmente en contra de que se pueda desarrollar un campo de golf. Como la protesta es mayoritaria parece que la propuesta se irá por el desagüe administrativo: no imagino que ninguna empresa esté dispuesta a gastarse millones en una actuación que tiene de uñas a los más próximos. El ejemplo de Golf Domaio, hoy Golf Ría de Vigo, resulta suficientemente cercano para entenderlo: su construcción costó sudor y lágrimas y un permanente encontronazo con el vecindario que tuvo como efecto que el club no acabó de arrancar pese a su emplazamiento y un desastre económico para los promotores, algunos de los cuales acabaron en la ruina. 
No es fácil desarrollar grandes proyectos, ni siquiera cuando se trata de obras destinadas a crear riqueza y puestos de trabajo o a incentivar el sector turístico. En el primer caso la lista es muy larga, e incluye los parques empresariales de Zona Franca frustrados en O Morrazo o la inacabable ejecución del Puerto Seco vigués, la famosa plataforma logística de Salvaterra-As Neves: diseñada el pasado siglo, todavía hoy en día no se ha puesto a disposición un solo metros cuadrado urbanizado... mientras enfrente, en Portugal, ya se ha abierto un parque logístico y empresarial que legítimamente plantea atraer firmas de Galicia que buscan ampliar sus instalaciones. La lista sigue y sigue, con los problemas para desarrollar en Puxeiros un complejo comercial y de ocio capaz de atraer a millones de visitantes al año  y generar 3.500 puestos de trabajo directos. No se trata de una industria contaminante ni peligrosa, como tampoco lo es un campo de golf. Pero así están las cosas. Continuará...

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