Hace ya algunos años hubo un enorme y justificado revuelo en Vigo por la posibilidad real de que una firma japonesa de automoción instalara en el área -en concreto, en el Puerto Seco, cuando exista- una de sus fábricas de baterías para coches eléctricos. Era una señal positiva del interés por Vigo, de que el sector continúa vivo y de creación de puestos de empleo. Aquella idea, que no era un globo, se fue al garete cuando Japón sufrió el desastre total con un terremoto, seguido de un tsunami y el incidente nuclear de Fukushima. Nunca más se supo de los planes de Mitshubishi, que a partir de 2012 dejó de emitir. Una pena.
Algo parecido supondría el aterrizaje de Intu en Vigo. Se trata de la mayor empresa británica, una firma que mueve millones de clientes al año en sus negocios ingleses y que acaba de adquirir el centro de ocio Xanadú de Madrid por unos 530 millones de euros. Esa misma empresa, desconozco por qué razón última, está empeñada en hacer una inversión millonaria en Vigo y en ningún otro sitio más. Sus ejecutivos consideran que la Muy Leal se encuentra en un lugar idóneo, a la misma distancia de Coruña que de Oporto, que la ciudad no está saturada de complejos de tercera generación -como sí la capital herculina. Y en definitiva, pese a todos los ofrecimientos de otros ayuntamientos próximos, están empeñados en tener paciencia quizá infinita por abrir en una ciudad de la que están enamorados pese a recibir calabazas.
En resumen: 3.500 puestos de trabajo, millones anuales en mantenimiento y sobre todo, un punto de atracción para toda la eurorregión. Justo lo que necesita esta ciudad. Vigo es muy capaz de perder la ocasión, eso también es cierto. Continuará...
