Opinión

Larga vida al barco

El servicio marítimo de Ría fue el primer transporte metropolitano de Galicia, cuando O Morrazo era prácticamente una isla y la única forma de ir a Vigo era cogiendo la "lancha". Luego llegó el puente y O Morrazo pasó poco a poco a convertirse en la parte norte del Gran Vigo o como se quiera llamar la conurbación metropolitana visible y "vivible" por medio millón de habitantes. Hace unos pocos años, a comienzos de siglo, el barco comenzó a hacer agua en sentido figurado ante la competencia de la carretera: cada vez era más fácil viajar entre las dos orillas y la desaparición -aparente, que no real- del peaje en Rande disparó la circulación, obligó a pensar en una ampliación del puente saturado y hundió las cifras del servicio marítimo. Todo apuntaba a que había llegado a su final. Pero no.
La tarjeta azul metropolitana, financiada por la Xunta y los ayuntamientos de Cangas  Moaña, ha puesto de nuevo a flote el tráfico de Ría. Y esa es una gran noticia. Se trata de un servicio eficaz, eficiente, fiable, cómodo y rápido que permite la comunicación de centro a centro entre las dos orillas de un todo urbano a un precio más que razonable, y que sería todavía mejor si el bus urbano vigués estuviera incluido en el mismo. Algún día. 
Pero también es un servicio estacional turístico, un atractivo de primera categoría para miles de personas que pueden recibir su bautismo de mar en las aguas de Vigo, entre la ciudad y O Morrazo o por las Ría hasta las Cíes. En julio y agosto crece el uso del barco y no es casualidad. Ayer unos cientos de visitantes pudieron realizar una gira fuera de temporada hasta el Parque Nacional sin agobios y en una jornada extraordinaria en todos los sentidos. La mayoría habían venido de fuera de Vigo para conocer la ciudad, ver las luces, recorrer las islas y para muchos viajar en barco. Larga vida al transporte marítimo.

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