Opinión

El éxodo al área metropolitana

El parque de viviendas vacías ha disminuido y mucho en Vigo, más que en ningún otro ayuntamiento gallego, como explicó este diario. ¿Es una buena noticia? Sí y no. El lado positivo reside en que se constata un repunte de la demanda, interés por adquirir un piso y alimentar así un sector que movió y mucho la economía. El negativo, que la oferta insuficiente llevará antes o después a un incremento de los precios, lo que a su vez conducirá casi de forma inevitable a que los más jóvenes opten por abandonar la ciudad y buscar un domicilio en muchos casos en su área. Ya ha ocurrido y los datos que hoy publicamos así lo confirman: desde 2002 a 2017 el porcentaje de veinteañeros ha caído en picado en Vigo, lo que no se corresponde con la natalidad, que se mantiene más o menos estable, con picos. Miles de vigueses se fueron a vivir a Porriño, Salceda, Mos o Ponteareas durante los años en que había  una actividad importante de la construcción en la Muy Leal, pero altos precios, provocando un derrumbe de la pirámide demográfica en su tramo central constatable en cifras. Ahora la situación puede repetirse por otros motivos: si el "ladrillo" continúa bajo mínimos en la ciudad, la oferta del área metropolitana será un irresistible canto de sirena. Mos ya tiene su Plan General aprobado, por ejemplo.
Lo mismo y mucho peor ha pasado en Ferrol, que en 1981 era la tercera ciudad gallega con 91.000 habitantes y hoy es la séptima con apenas 60.000 y en regresión continua. Es ya un ejemplo en toda España del fracaso de una ciudad: la pérdida de las instalaciones militares y su poderío naval sin soluciones de recambio provocaron el parón de la construcción y el traslado masivo de población  joven al vecino Narón, que pasó en el mismo período de 20.000 a 40.000, siendo ya el octavo municipio de Galicia por población. Continuará...

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