Opinión

El relleno de bouzas

Esta semana la terminal de transbordadores de Bouzas batió récords de movimiento de carga y descarga de vehículos, con cinco buques operando en la misma jornada. No se trata de una casualidad, sino producto de que el puerto vigués se ha convertido en punto de distribución de coches, tanto de exportación sobre todo de PSA, como de importación hacia Europa de otras fábricas, como Toyota desde Sudáfrica. Sin el relleno de Bouzas nada de esto habría sido posible. Tampoco se habría instalado la sede central del Consorcio Zona Franca y con bastante probabilidad PSA ya habría hecho las maletas o reducido su actividad al mínimo. 
La clave está en la actuación realizada a finales de los ochenta y principios de los noventa, muy criticada entonces y después, que incluso obligó a sentarse en el banquillo a la en aquel tiempo presidenta del Puerto y luego ministra de Agricultura y Medio Ambiente, la viguesa-ourensana Elena Espinosa, así como a ingenieros de la Autoridad Portuaria, en ambos casos por supuesto delito ecológico, del que fueron absueltos. 
La campaña en contra fue sorprendentemente muy intensa y prolongada y siempre hubo sospechas sobre su trasfondo real. Por fortuna fracasó. De no haber sido así, Vigo no tendría presente como ciudad del automóvil, porque el transporte por mar es la clave de todo; lo era en el pasado y lo será todavía más en el futuro debido a que el comercio internacional se mueve en barcos, cada vez de mayor tamaño. El entonces delegado de Zona Franca, Francisco Lopez Peña, lo dijo en múltiples ocasiones. Y tenía razón. El relleno se convirtió en plataforma empresarial y ésta en la actual terminal de transbordadores base de la Autopista del Mar.
Ocurrió otro tanto en los muelles comerciales, con la famosa campaña mediática y política contra la ampliación de Areal que se saldó con una larga paralización, el triunfo judicial de las tesis portuarias y la construcción de una terminal más pequeña y cara que la estaba prevista, lo que obligará antes o después a desarrollar un nuevo proyecto para mantener la competitividad. Así también se escribe la historia. Continuará...

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