Opinión

el calendario posible

Traspasado el umbral del concierto reivindicativo, y parafraseando el mini relato de Augusto Monterroso, el asunto sigue donde estaba antes de dormir. El AVE a Vigo no llegará ni mañana ni tampoco dentro de cinco años como mínimo, y sólo será posible si hay voluntad política y se consolida un amplio acuerdo. Ese debería ser el objetivo a fijar, de verdad, con un calendario que incluya plazos y compromisos presupuestarios y consensos para blindar la inversión más allá de los cambios políticos que puedan producirse. En 2017, el impacto ambiental aprobado; en 2018 licitar el proyecto y en 2019 sacar a concurso las obras para iniciarlas no más allá de 2020, con tres años de trabajos, para en 2023 disponer del AVE directo desde Vigo a Ourense y por tanto hasta la capital de España. Ese sería un cálculo realista. Incluso acortar dichos plazos parece pura utopía teniendo en cuenta que se trata de una actuación compleja y cara, ahora fijada en 2.100 millones de euros, una cifra que parece disparatada. Así que hay que llenarse de argumentos para combatir la oposición a un gasto tan elevado. Y los hay. Círculo de Empresarios realizó un magnífico trabajo donde demuestra que la línea por Cerdedo supondría reducir el tiempo del viaje entre Vigo y Ourense a 35 minutos, frente a los al menos 70 dando un absurdo rodeo por Santiago, y permitiría que el viaje hasta Madrid baje rotundamente de las tres horas, la única forma para que sea competitivo con el avión y con ello se garantiza su rentabilidad. También dicho informe destacaba que yendo por Cerdedo, el tren puede captar viajeros de Pontevedra y Arousa y en el futuro, cuando se alargue la línea sur ferroviaria, del Norte de Portugal. Y por último, señala que es posible reducir el  coste previsto en 800 millones de euros, hasta 1.300 millones, eliminando túneles de una longitud excesiva y dejando en tramos una vía única, válida para un tramo de 52 kilómetros que se recorrería a velocidad alta. Ese es el camino que queda por delante en una propuesta lanzada hace ya 13 años por UGT y asumida a última hora por Concello y Xunta, cuando ya estaba decidido un trazado directo de Ourense a Santiago en lugar de la L. Continuará.

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