Opinión

DESPUÉS DE TODO, UNA BUENA IDEA

La Mancomunidad de Vigo nació como una triple buena idea: como un foro para coordinar la comarca, un sistema para crear servicios comunes y una palanca para constituir el Área Metropolitana. De las tres propuestas, la primera se cumplió a medias y también funcionó la tercera, no así la segunda. Tras unos años de cierta actividad, a partir de 2000 prácticamente fue desapareciendo y aunque todavía existía, era un zombi. De la misma época fue la Fundación Provigo, otro foro local, éste para constituir una especial de lobby, que llegó a tener peso específico y que acabó decayendo a medida que fue perdiendo espacio, y eliminándose sus boletines de seguimiento económico del área, muy interesantes. La tercera innovación de aquellos años, entre 1991 y 1995, fue la puesta en marcha del Eixo Atlántico, el primer experimento para que la Muy Leal pudiera liderar la naciente Eurorregión en colaboración con Oporto, ciudad a la que también le interesaba la idea para poder tener una mayor voz frente a Lisboa. 
El Eixo todavía existe y goza de mejor salud que Provigo y Mancomunidad, y curiosamente de mayor prestigio al otro lado del Miño que a éste: los alcaldes de la Región Norte lusa lo consideran un instrumento muy útil, como han demostrado en la crisis del peaje en las autovías y en la potenciación del tren desde Oporto a Vigo. De hecho, hace la veces de comunidad autónoma, inexistentes en Portugal, articulada desde los ayuntamientos. A la Mancomunidad sólo le falta un digno entierro y que el Área (re)nazca.

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