Opinión

cuestión de longevidad

Una de las mejores cosas de Aznar fue limitar de forma voluntaria su período como presidente a dos legislaturas. Zapatero también lo hizo, aunque más por obligación que por convicción, me temo. Y Rajoy tendrá que hacerlo obligatoriamente si sale adelante la iniciativa puesta en marcha en el Congreso de los Diputados por Ciudadanos para acotar a dos los mandatos. Es probable que si esta ley se aprueba, acabe extendiéndose a autonomías y municipios antes o después por pura coherencia.
Es cierto que el sistema parlamentario y la limitación legislativa no casan muy bien, y pocos son los estados del entorno que ha incluido interdicciones aunque los hay: en Portugal se aprobó recientemente un cambio por el que la elección del alcalde es directa -la lista más votada- pero con tres períodos como máximo. En los regímenes presidencialistas es más habitual, como el caso bien conocido de Estados Unidos.
Felipe González estuvo casi 14 años en el poder y los últimos le sobraron y empeoraron el balance general de su paso por el Ejecutivo, que había sido de notable. En Galicia destaca la marca de Manuel Fraga, que se pasó 16 años en la Xunta, los últimos cuatro de decadencia visible. 
En el campo municipal, también en Galicia se encuentra el campeón de España de la longevidad política, Arturo Grandal, de Salvaterra, quien lleva al frente del ayuntamiento desde 1979, por lo que pronto sumara 40 años: la mayoría de la población no ha conocido otro alcalde. Hay que añadir dos datos: que estuvo con tres partidos distintos -UCD, PSOE y PP- y que ostenta otro récord: diez mayorías absolutas consecutivas. No hay duda de que tiene respaldo popular.
En Pontevedra, Miguel Anxo Fernández Lores hará 20 años de alcalde cuando finalice este mandato. Ha prometido que será el último. Continuará...

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