Con muy buen criterio, aunque es cierto que ha costado mucho tiempo llegar a la conclusión correcta, la Xunta ha decidido realizar una obra importante y costosa para salvar en su totalidad el Castro de Montealegre, en Domaio, del que muy pocos tenían conocimiento hasta que saltó a la luz que la conversión del Corredor en autovía condenaría a la destrucción una parte del conjunto.
No era una parte sustancial pero en un bien de interés cultural nada es secundario y una vez decidido la preservación, las administraciones no tienen otra alternativa que no sea buscar fórmulas para poder hacer compatibles la conservación de lo antiguo con el desarrollo de una nueva obra. En este caso, la salvación del Castro no podía estar en cuestión: según los expertos, podría tratarse de uno de los mejores ejemplos de poblado en Galicia, ocupado durante siglos, desde antes de la conquista romana hasta más allá del final del Imperio. Se han hallado toda clase de objetos tras una investigación financiada por la Consellería de Infraestructuras, la misma que construye la autovía. Queda mucho aún por excavar y aclarar.
Todo ello supondrá para el Corredor del Morrazo siete meses de cierre y eso no será fácil de digerir: miles de coches tendrán que pasar forzosamente por el centro urbano de Moaña, que hace mucho que no da para más, lo que garantiza un colapso continuo en el recorrido desde Rande hasta Cangas, al menos en las horas punta. Ya se hizo un experimento meses atrás, cuando hubo que cerrar el Corredor para realizar voladuras, y el resultado fue un bloqueo absoluto. Ahora se repetirá la situación y durante cinco meses más.
Curiosamente, la clausura supuso entonces un fuerte incremento del número de usuarios del transporte marítimo, que desde hace más de un año vive sus mejores momentos gracias a ser la pieza básica el transporte metropolitano. Continuará...
