Opinión

barcelona, detroit, ferrol

La advertencia -la muy posible/probable fuga de miles vigueses a la comarca por el alto precio de los alquileres- es seria y fundada porque procede de un sector que sigue de cerca la evolución inmobiliaria y se teme otra burbuja. La primera resultó letal para toda la economía y en Vigo resulta visible su efecto. Basta con darse una vuelta por el entorno de Povisa y ver el esqueleto de un grupo de viviendas que se quedaron a medio construir. Pero quizá lo más grave resulta el aviso de que Vigo podría decaer demográficamente -o hacerlo con mayor rapidez- y desertizar el centro, un fenómeno que en parte ya se está produciendo: los dos distritos del cogollo urbano han perdido población, aunque la recuperación del Casco Vello ha conseguido detenerlo o al menos retrasarlo. En Barcelona,buena parte de su centro va camino de quedarse sin familias por los altos precios. Es un ejemplo en negativo. Hay otros modelos de catástrofe: Detroit entró en quiebra cuando las clases altas abandonaron la ciudad y las empresas de la automoción redujeron drásticamente sus plantillas, quedando la urbe americana en manos de las clases más bajas, que apenas pagaban impuestos. Ferrol es una mezcla de ambos con el resultado de que se trata con Cádiz de la ciudad de España que más población pierde desde finales del siglo pasado, en una decadencia que no parece tener fin.
Vigo no tiene por qué llegar a ninguno de estos extremos, pero ojo. En los años noventa ya se produjo una salida masiva de los más jóvenes a ayuntamientos del entorno (Salceda, Moaña, Ponteareas, Tomiño) por el menor precio de la vivienda, provocando un exilio de nefastas consecuencias. Continuará...

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