Opinión

La autovía no tiene arreglo

La autovía Vigo-Porriño no tiene posible arreglo. Es conocido. Nadie lo duda, tampoco Fomento y al menos los dos anteriores ministros, ambos gallegos, sabían que la única solución pasa por construir una vía alternativa (tras el desdoblamiento de la carretera original y la autopista Puxeiros-Tui), sería la tercera, lo que confirma qué caras salen las cosas baratas. Y que la autovía de primera generación que hoy tenemos, fruto de los tiempos de Touriño y Borrell en el ministerio ha resultado un fracaso rotundo. Es probable que el experimento sirviera para acabar con el modelo e instaurar las autovía tipo A-52.
También se sabe que hubo un estudio informativo para una prolongación hasta Vigo de la A-52, la gran autovía pensada hasta la entrada de la ciudad que acabó finalizando en Porriño, pero su coste se disparaba y para Mos suponía la destrucción total, lo que llevó a su ayuntamiento a plantear alegaciones bien fundadas. Mientras tanto, Tráfico por un lado se hinchó a meter radares y vigilancia -que sirvieron para aumentar las multas y reducir la velocidad 60, pero también para que no haya víctimas mortales- y Fomento a realizar parches, el último de los cuales se ha quedado a medias sin explicaciones. 
Ana Pastor presentó un trazado de la autovía con un túnel que satisfacía a Mos, pero la crisis no parece estar para gastos de 200 millones o más. Este año parecía haber alguna posibilidad,pero como en el tema de la variante del AVE a Ourense por Cerdedo siempre acaba por pasar algo: Cataluña se ha cruzado por el camino y ya no hay Presupuestos del Estado para 2018 y quién sabe qué pasará en los próximos meses o años de inestabilidad. Para los -pocos- que aún puedan creer que lo que sucede en el litoral mediterráneo no afecta a la costa atlántica. El próximo año, de nuevo en la lista de las malas carreteras. Continuará...

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