Opinión

autopista hasta el final

La AP-9 es probablemente la única autopista del mundo que entra hasta la cocina o más bien hasta el dormitorio en el caso de Vigo. No se conoce otra que termine en un semáforo, como pasa con el ramal principal que finaliza en la calle Alfonso XIII: se puede salir desde la plaza de España de Madrid y llegar hasta el centro de la Muy Leal sin parar. En sí mismo se podría considerar hasta una ventaja si no fuera porque se trata de un vía de peaje. Ahí está la clave. 
En ninguna otra ciudad de España, tampoco del resto de Galicia, hay que pagar por circular por el propio municipio. En Coruña, la AP-9 se queda a una prudente distancia del acceso, y en Santiago conforma una circunvalación gratuita, como también en Vigo pero sólo para ir al aeropuerto o continuar camino hacia Madrid. Y para conseguir que no hubiera  peaje para llegar hasta Peinador hizo falta mucho esfuerzo y convencer a Fomento con argumentos de peso. Los había. Como también en la calle Buenos Aires.
Que en pleno siglo XXI sea una autopista el tramo entre la calle Buenos Aires y Alfonso XIII resulta una auténtica frivolidad que quizá pudo tener cierto sentido cuando se construyó la Autopista del Atlántico pero que desde hace mucho resulta un absurdo. El Ministerio de Fomento también lo ve así. Y la Autoridad Portuaria, el ayuntamiento, la asociación de vecinos de Teis o las asociaciones de transportistas. También la Xunta, cuyo presidente lo llevaba en su programa electoral como uno de los asuntos a impulsar en Vigo (los otros dos, la ampliación del polígono de Navia y la apertura de un albergue de peregrinos). Por tanto, debe desaparecer y la AP-9 convertirse en una gran avenida. Continuará...

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