Opinión

Abrir al mar

Contaba esta pasada semana Carlos Príncipe, quien como alcalde fue el primer promotor desde el lado municipal de Abrir Vigo al Mar (AVM), que está totalmente de acuerdo con las propuestas lanzadas por comerciantes y hosteleros de cara a la inclusión de nuevos elementos en AVM como un acuario o una piscina pública. Recordaba que ya estaban incluidos en el proyecto original, luego “capado” en su desarrollo posterior, eliminándose algunas de sus partes esenciales, como ya lamentó en su momento el arquitecto Guillermo Vázquez Consuegra, encargado de ponerlo en marcha con enormes dificultades y no pocos obstáculos. Los propios vecinos de Montero Ríos estaban muy en contra de eliminar la circulación rodada y en el Concello había voces de peso opuestas a que el túnel tuviera cuatro carriles. Todo ello lastró el desarrollo de AVM pero no lo anuló y a día de hoy continúa siendo el programa urbanístico más importante de cuantos se ha puesto en marcha en la Muy Leal en los últimos 25 años por su calado, profundidad y por el impacto real en la ciudad. Ciertamente, Abrir Vigo al Mar era la traslación al Atlántico del modelo impulsado en el Maremágnum mediterráneo de Barcelona, que había sido un éxito. Cumplió sus deberes y convirtió un área portuaria con intensa circulación en una gran plaza peatonal rodeada de edificios administrativos y de ocio. 
Ha pasado el tiempo y llega la oportunidad para una segunda vuelta de AVM con la inclusión de nuevo atractivos, comenzando por un acuario, una piscina pública y una zona de hostelería en torno al muelle de cruceros. Son algunas de las propuestas de un proyecto donde quizá lo más importante sea su vigencia. 

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