Opinión

puerto seco y autovía

Superada al fin la maldición de Areal, vuelven añejos fantasmas del pasado: la nueva autovía Vigo-Porriño y el Puerto Seco, con kilómetros de declaraciones, proyectos y promesas incumplidas. Sobre la primera, anotar que ha habido una no-noticia: Fomento ha descartado definitivamente construir una nueva vía, así que el plan aprobado hace más de una década pasará directamente al urbanismo de papel. Nunca superó esa fase y se convirtió año tras año en una anotación mínima en cuenta en los Presupuestos del Estado. Descartada la obra, el ministerio se inclina por una reforma integral. Puede valer. Se hizo en la autovía de Andalucía, con un resultado airoso, manteniendo buena parte del trazado y construyéndose un túnel para las zonas más peligrosas. Aquí sería lo mismo. Por tanto, más barato y realizable. Sólo resta el empuje ministerial, que quizá Ana Pastor pueda dar. Es ahora, 2015, o nunca.
Del Puerto Seco, otro clásico, poco se puede añadir salvo destacar el error absoluto que supuso la división del polígono en zonas para urbanizar y la avalancha de demandas judiciales que han tenido que afrontar sus promotores, las instituciones Puerto de Vigo (Puertos del Estado), Consellería de Medio Ambiente y Zona Franca de Vigo. Hoy en día el Puerto Seco es paradójicamente un humedal, una laguna donde anidan aves. Enfrente, en Monçao, Portugal finaliza la construcción del parque empresarial Minho Park, que se presenta abiertamente como espacio para las empresas de la Eurorregión. El suelo es más barato y ya está disponible. Hace 12 años, los listos del frente político-mediático anti muelle de Areal aseguraban que la solución del puerto vigués pasaba por el Puerto Seco. Unos auténticos genios, desde luego.

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