Opinión

Estación para un siglo

Al terminar el breve encuentro político y con acuerdo -estaba claro que se iba a producir y si no, no habría reunión- primero el alcalde y luego el presiente de ADIF aseguraron que con el compromiso adquirido Vigo acababa de cerrar la construcción de una estación para los próximos cien años. Mucho tiempo es. Cierto que la primera que se levantó en Vigo duró aproximadamente un siglo, con sucesivas ampliaciones que no hicieron sino estropear un edificio hermoso pero pequeño, el propio de una urbe que todavía estaba estirándose, y que ya hace unos años fue demolido piedra a piedra: todavía se conservan empaquetadas en Redondela a la espera de que alguien cumpla la promesa dada y se reconstruya en algún lugar de Vigo. El mejor sería en la propia estación, donde seguro que hay un espacio libre. 
Luego se levantó otra, cuya primera piedra puso el hoy alcalde siendo ministro de Transportes, de eso hace ya 30 años. También se dijo entonces que sería para un siglo, pero no fue así. Por fortuna, aquella terminal funcional y fría, pero que dio servicio a un Vigo mucho mayor, fue derribada hace un lustro, construyéndose en su lugar dos instalaciones ferroviarias, una en Areal –que se llama de forma inadecuada Vigo-Guixar- y otra en Urzaiz, subterránea, a la que le falta el caparazón superior, que será al mismo tiempo el complejo comercial Vialia diseñado por Thom Mayne, que así se librará de la maldición que parece recaer sobre los Premios Pritzker en Vigo. 
Quizá ésta dure en efecto un siglo, y si no es así, será una buena noticia: la prueba de que Vigo necesitaría otros servicios, lo que significaría que la Muy Leal continúa creciendo y desarrollándose como una gran metrópoli. Continuará... 

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