El alcalde de Cartagena, de una lista independiente que gobierna con apoyo de PSOE y Podemos, acaba de lanzar una suerte de ultimátum exigiendo la creación de una segunda provincia dentro de la Región de Murcia o de lo contrario amenaza con buscar su inclusión en las vecinas Alicante o Almería. Es poco probable que pase de ahí la cosa, pero el movimiento tiene su interés por cuanto el caso cartagenero presenta ciertas similitudes con el de Vigo, y también numerosas diferencias. Cartagena es una ciudad algo inferior en población a la Muy Leal y la mitad que la capital regional, mientras que Vigo triplica a Pontevedra. Pero coinciden ambas en formar parte de un tinglado administrativo que lleva el nombre de otra ciudad, lo que conduce de forma inevitable a la invisibilidad.
Cartagena lo ha suplido en parte consiguiendo hacerse con la sede del legislativo murciano, en tanto que el Ejecutivo se encuentra en la ciudad de Murcia. Pero no es suficiente y quiere una provincia propia. Parece lógico.
Vigo pone en marcha el Área Metropolitana de 14 ayuntaminetos y 450.000 habitantes, y quizá pronto alcance 27 municipios, todo el sur de la provincia, que de facto quedará divida en dos. Y legalmente para la Xunta: hay dos delegaciones independientes y la ciudad tiene rango de capital. También para Hacienda, con dos agencias tributarias. Pero no resulta suficiente: siendo imposible o casi -veremos qué ocurre con Cartagena- crear otra provincia, lo ideal, una vez resueltos los servicios y dotaciones por ley en Vigo, sería renombrar la provincia: Pontevedra-Vigo. Dual, como es.
