Opinión

sin asuntos, sin público

Tenía que pasar y por fin ha ocurrido. La -mal llamada- ley de Grandes Ciudades ha vaciado casi por completo de asuntos a tratar en el orden del día de los plenos municipales, que ahora se llenan con mociones, la mayoría de relativo interés al tratarse de instancias dirigidas a otras administraciones para que hagan o no hagan, y que por descontado rara vez se dan por aludidas. 
Si a ello se añade que la mayoría hiperabsoluta de la que goza el gobierno local desde 2015 reduce al mínimo la posibilidad de que haya debates con alguna emoción final, el resultado es el pleno de ayer: despachado en 100 minutos, no incluía en el orden del día ninguna cuestión de gestión ordinaria, el gobierno vigués sólo llevaba una moción -tiene derecho a tres- y era precisamente para instar a otras administraciones; la oposición llevó las tres suyas, que probablemente serán archivadas sin más, y todo ello sin la presencia ni del alcalde ni de la número 2 y presidenta de la Diputación, que habían preferido, no digo sin razón, ausentarse y participar en el acto de Ryanair en Peinador de inauguración de la ruta a Escocia. El público se conformó por una sola persona. Nunca hubo menos en el ya de por sí reducido salón plenario de la Muy Leal.
Sin público, sin el alcalde, sin asuntos de calado en la agenda y con alguna prisa para terminar quizá lo mejor sería prescindir de sesiones así, concentrando en un día las cuestiones de varios meses. Aunque quizá no sea legalmente posible, eso que nos ahorraríamos, incluyendo los 300 euros que cobran por asistencia los concejales sin dedicación exclusiva. Continuará...

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