Opinión

¿Trabajas para lo que estudiaste?

Como consecuencia de mis dos artículos anteriores en esta sección quisiera acabar el tema con mis líneas de hoy. 
Un diario de tirada nacional publicaba un interesante reportaje que refleja un problema de la juventud actual. El título de la publicación es el que encabeza estas líneas. La crisis y el paro está creando desconcierto entre los universitarios. Antes de entrar en la universidad los formadores y profesores tratamos de orientar a los alumnos que, después, muy ilusionados eligen una carrera universitaria y al final muchos de ellos se preguntan, con muchas razones: "y todo este esfuerzo para qué?
Porque desde que reciben el título universitario hasta que pueden utilizarlo  en un trabajo a la altura e su preparación pasan años e incluso hacen que desistan y se dediquen a otra cosa. Abogados, médicos, arquitectos... que se agarran a lo que sea para poder vivir en puestos de administrativos, celadores de residencias y hasta conductores de autobuses. La decepción creada en ellos es inmensa. Pasan décadas esperando aquello para lo que fueron a la universidad con el titulo muy hermoso bajo el brazo o colgado en la pared pero que para nada les sirve. Se hacen masters infuso y pocos alcanzan lo apetecido. Malviven con unos sueldos de miseria y temporales y tienen que posponer sus bodas y la creación de una familia porque lo que ganan para poco llega.
Según un estudio del Ministerio de Educación de los más de 190.000 universitarios que finalizaron sus estudios en el curso 2009-2010, el 45%, tiene un trabajo por debajo de su cualificación y según el mismo estudio, la mayoría de grados con mayor inserción laboral son científicos y técnicos. Las carreras de humanidades son las que menos salidas reportan.
Optan algunos por las lenguas para seguir formándose en su campo de especialidad mientras otros cambian radicalmente para adaptarse a los perfiles que demanda el mercado. Un gran número de licenciados emigran en busca de trabajo en el exterior y que la mayoría de las veces nada tiene que ver con lo estudiado en la universidad. El 87% de los que regresan del exterior, donde combinaron trabajo  incluso en la hostelería con el estudio, consigue trabajo dentro de los seis meses posteriores a la graduación y de ellos el 60% lo hace fuera de su país de origen 
Aquellos sin posibilidades de marcharse fuera, porque quieren desarrollar su carrera en España y aprovechar sus habilidades y competencias para adaptarse a esos perfiles, viven colgados de internet buscando por todas partes un puesto de trabajo aunque para ello tengan que renunciar a su vocación específica que le llevo a elegir carrera y tratar de buscar algo que al menos tenga relación con su título lo que exige ampliar las miras y pesquisar gran cantidad de opciones visitando infinidad de webs rastreando ofertas.
Panorama real que crea un clima de desesperación en la juventud que desea dejar de depender económicamente de sus familia y tener autonomía. Para recopilar esos conocimientos se pueden acumular títulos que sirven para poco. Rellenando solicitudes y recibiendo un aluvión de negativas que frustrantes. 
Los planes de educación incomprensiblemente cambiantes según el color del gobierno muy poco favorecen. Un reto si queremos encontrar una sociedad de futuro equilibrada y a la vez productiva. Porque malamente puede rendir la persona que, teniendo vocación para arquitecto al final esté tras una ventanilla atendiendo. Es la realidad y la llamada urgente en aras del bienestar y la paz social. El paro juvenil debiera ser el punto de mira de los gobernantes si pretendemos que la juventud viva sin desquiciarse.

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