Opinión

Nuestros jubilados financieros

El tiempo estival nos permite hacer cosas y visitas que durante el curso es difícil en este mundo tan ajetreado y con las agendas a tope. Por eso fui a visitar a un matrimonio ya de edad, ella mermada físicamente pero él aún se maneja bien, camina y es el encargado de los recados, las compras y lo que haga falta.
Le pregunté, para empezar, sobre cómo llevaba la vida y en que invertía sus horas y me respondió que él ahora es financiero. Ante mi sorpresa me aclaró que a eso se dedica: “Por la mañana la bolsa y por la tarde el banco”. ¿Cómo es eso? Muy fácil, me respondió: “Al levantarme agarro la bolsa y voy a la compra y por la tarde me siento en el banco del parque”. Uff, ¡gran ingenio!
El problema de los jubilados, según mi opinión, es un tema por resolver. Uno trabaja toda la vida y de repente se encuentran con “il dolce far niente” que a unos estresa, a otros aburre y a más de uno desquicia. El trabajo, un trabajo adecuado para los jubilados sería un buen entretenimiento. Más o menos como el de las finanzas de mi amigo, pero con tiento por si Hacienda se les viene encima que ahora estamos todos ¡vigiladísimos!
Falta una cultura para los jubilados que merecen todo el cuidado y atención sin reducirse unicamente a cuidar de los nietos ya sea en el banco o acompañándolos todos los días con la bolsa al supermercado. Hace falta algo más para que se sientan útiles en la vida pues de lo contrario les entra el complejo de “trastos” inservibles y les llega la depresión y los desencuentros con sus respectivas parejas algunas veces resueltos a gritos o algo más grave. También en esto está presente la violencia de género. 
Igualmente es verdad, y conozco a muchas parejas de edad avanzada que son una verdadera delicia. Da gusto verles como pasean ya con la bolsa ya sea en el banco, tomándose algo en una terraza, paseando por la playa en verano como verdaderos enamorados aguantando a las nueras o disfrutando con las travesuras de sus encantadores nietos. Creo que son los más.
Porque en el fondo de esta cultura es necesaria una mentalización ya desde jóvenes en el sentido de que en la vida existen varias etapas de las que hay que gozar sin amargarse. En todas ellas existen grandes cúmulos de actividades que deben llenar la existencia de cada cual en cada instante. Asumir que los años pasan y que en cada periodo de la vida, distintos todos ellos, se puede disfrutar, tenemos que disfrutar de ellos.
Lo demás es crear acritudes innecesarias y malhumores improcedentes o convertir las jubilaciones en un “sindicato de cabreados gruñones”. Así escaparan de ellos los nietos, se alejarán los amigos y se quedarán solos con las finanzas…
En la vida hay que saber sacarle partido a todas las situaciones, cultivar el sentido del humor y hacer la vida agradable a cuantos nos rodean. Ya decía la ranchera célebre. “Solo te pido, solo te pido, que me hagas la vida agradable, si decides vivirla conmigo…” Lo demás es perjudicial para la salud del cuerpo e incluso, si me apuran, para la del espíritu que debemos cultivar siempre y sobre todo a medida que vamos haciéndonos mayores.
Siga disfrutando de las finanzas que a lo mejor hasta el ministro de turno, ¡espabilado él! Le contrata como asesor que, dado lo complicado de le época, todos los consejos le van a ser buenos…

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