Opinión

La avaricia que rompe el saco en Portugal

La avaricia y el afán de poder está rompiendo el saco y poniendo en vilo a Portugal. Otros tal vez lo entiendan de otra manera. Avaricia que involucra a los partidos de izquierdas pero sobre todo a quien, en un desmesurado afán, pretende hacer lo que fuere con tal de sentarse en el sillón de Sâo Bento y presidir el Ejecutivo: el socialista Antonio Costa. Muy pronto lo conseguirá visto el panorama. El actual secretario del socialismo portugués le está haciendo un flaco favor a su partido. Voces desde dentro piden un congreso y la caída de quien hace menos de un año tiró por la borda los planes de su antecesor, Antonio Seguro, porque había sacado "solo" cuatro diputados de ventaja al PSD para la UE. Y ahora él saca seis menos que Passos Coelho en las legislativas y pretende gobernar pactando con quien sea, como con partidos contrarios a su ideología y a Europa que piden incluso la salida del euro y vuelta al escudo. ¿Cómo se van a entender en esta legislatura?
Cavaco Silva, siguiendo la tradición de 40 años de democracia, que el mismo Mario Soares respetó en su tiempo, nombró primer ministro al líder socialdemócrata Pedro Passos Coelho, vencedor, sin mayoría absoluta, el 4 de octubre. Su discurso de nombramiento ha tenido dos partes. La primera aceptada por casi todos, y la segunda, muy discutida y criticada al insinuar que unos votos son distintos a los otros lo que puede tener consecuencias para las presidenciales. 
Argumentó que en Portugal siempre ha gobernado el más votado. "La responsabilidad del presidente es nombrar primer ministro teniendo en cuenta los resultados y después de reunirse con el resto de partidos". "El gobierno formado por la coalición conservadora quizá no asegura totalmente la estabilidad del país, pero serían más graves las consecuencias económicas y sociales de una alternativa claramente inconsistente de otras fuerzas políticas", afirmo Cavaco, enviando mensajes a los partidos de la izquierda y en concreto al Partido Socialista, sin nombrarlo. Les recordó: "Es incomprensible que las fuerzas europeístas no hayan llegado a un entendimiento cuando recientemente votaron de forma conjunta en el Parlamento el Tratado de Lisboa, los Presupuestos y la estabilidad europea". Cavaco prefería un gobierno "amplio" formado por socialdemócratas de Passos, democristianos de Portas y socialistas de Costa. Así criticó su desacuerdo: "No queremos enviar mensajes equivocados a instituciones internacionales ni a los mercados, que puedan hacer peligrar la credibilidad del país que tanto esfuerzo ha costado recuperar durante los últimos años". Y aún expresó el temor "de una caída de la confianza por parte de acreedores internacionales, inversores y mercados financieros" 
Constituido el Parlamento, Passos Coelho tendrá que superar la prueba de la aprobación de su programa: "Yo he asumido mis responsabilidades; ahora cabe a los diputados asumir las suyas", concluyó Cavaco. Passos Coelho tiene 10 días para presentar su programa y si es rechazado supondría su dimisión. 
Hay cierto malestar en contra de los socialistas a quienes el primer ministro nombrado les ofreció incluso entrar en el gobierno y lo rechazaron. Quieren, cuanto antes, tirar el gobierno. Joâo Soares, hijo del mítico Mario Soares, y el resto de la oposición afirmaron que lo tirarían aunque algunos socialistas opinan distinto. Una cosa cierta: Antonio Costa ha dividido una vez más al socialismo portugués. Así eligieron presidente de la Cámara, en contra de la tradición, al socialista Ferro Rodrigues. Al anterior socialista presidente del Parlamento, Jaime Gama, entonces de la fuerza más votada en minoría, le votó por tradición, incluso la derecha,.
Veremos las consecuencias tanto para el partido como para el país mientras Antonio Seguro y sus seguidores están expectantes...

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