Opinión

Wikipedia, Youtube y otros

Saben dónde están los nuevos ricos del mundo? ¡En ‘Silicon Valley, San Francisco, California!’ El semanal británico, ‘The Economist’ en su editorial de la semana pasada trae un reportaje del aumento de ‘gurús’ de la informática mundial que habitan en este enclave del desarrollo tecnológico de USA que se pasan el tiempo inventando nuevas aplicaciones para incorporarlos en todos los artefactos que usamos sin cesar diariamente los millones de humanos del mundo. La mayoría de los expertos son jóvenes, que apenas pasan de la edad de pubertad y ya son millonarios. La revista trae un gráfico de la evolución de todo esto que es escalofriante. Todo comenzó con el Internet seguido por Google hace ya una par de décadas pero no fue hasta el 2004 cuando se lanzó Facebook seguido por Twitter dos años mas tarde. Aparece en el 2007 Apple con la introducción del iPhone. ¡Zas! Comienzan a expandir los expertos en diseñar una aplicación tras otra hasta que llega WhatsApp y ya sabemos cómo anda el personal con lo de mandarse mensajes a todas horas del día y la noche. Pues, dilecta leyente todo este movimiento está alimentando a los multimillonarios de California que compiten entre ellos a ver quién pone más programas para los cachivaches que han invadido el planeta. De todas formas no deja de fascinarme la revolución que ha causado todo esto en apenas unos años y usado inteligentemente uno puede auto-educarse en cualquier tema que quiera sin ir a la universidad. Buscar la definición de una enfermedad, los efectos secundarios de un medicamento, el hundimiento de una nave durante la II Guerra Mundial, quien inventó el gramófono o cuantos habitantes hay en Liechtenstein está todo a la disposición y gratis de cualquier persona que tenga acceso a la red y busque el tema en Wikipedia. Lo de YouTube es aún más increíble. He pasado horas escuchando música clásica grabados hace años e interpretados por artistas ya fallecidos como Alicia delarrocha, Claudio Arau o Enrico Caruso, viendo ‘clips’ memorables y hasta películas antiguas enteras, completamente olvidadas pero que siguen siendo clásicos. Pero volviendo al informe, la revista resalta los riesgos de tanta proliferación, especialmente para los jóvenes recién graduados de las escuelas de negocio del cual un gran porcentaje solo piensa en trasladarse a San Francisco para enriquecerse en menos de que cante un gallo. Puede ocurrir otra crisis como la financiera de los 90 y la caída en bolsa de la burbuja ‘puntocom‘ en el 2000 gracias a que cientos de miles de fanáticos se aislaron para crear empresas vinculadas al Internet sin pensar en que el resto del mundo iba cambiando. El otro gran reto esta relacionado con impuestos. Al ser global, la masa internacional de clientes pueden un día sentirse engañados por un grupo pequeño de empresarios viviendo en una zona minúscula cerca de San Francisco en donde la regulación de impuestos de este tipo de producto es confuso. Las reglas de juego podrán cambiar y ocurrirá lo inevitable en la mano del fisco que, con el libro de regulaciones debajo del brazo, terminará con la reducción de ganancias, quiebras empresariales y despido de personal. Pero no pensemos en lo peor por más que lo diga un medio de comunicación. Sigamos disfrutando de ‘pinchar’ en Google, buscar cualquier cosa, leer un periódico ‘online’ o escuchar el discurso del último político de turno en las noticias de algún canal de televisión de Europa o Madagascar. Está todo al alcance en esos trastos pequeños pero matones que llevamos a todas partes.

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