Opinión

Sin patria

Hace unos 10 años la exitosa película ‘La terminal’ dirigida por Stephen Spielberg protagonizado con Tom Hanks y la bella Catherine Zeta-Jones nos cuenta la divertida historia de un ciudadano de un país ficticio de Europa qué, por culpa de un golpe de estado, se encuentra en el sector ‘sin patria’ del aeropuerto de Nueva York. Ese espacio entre el control de llegada y la salida la calle. Durante 9 meses, el personaje deambula por el aeropuerto haciendo amigos entre los trabajadores, buscando medios para sobrevivir y naturalmente, volviendo loco al director del aeropuerto. ¿A qué viene a cuento esta historia? Pues bien, en estos momentos y después de dos años y medio de negociaciones entre el Reino Unido y la Unión Europea tanto el gobierno conservador de Inglaterra (ni Irlanda del Norte ni Escocia desean marcharse de Europa) como el partido de la oposición están empeñados de que, llegado el momento de decir ‘adiós’ el 31 de marzo y no hay acuerdo cerraran la puerta y ‘Hasta luego, Lucas’. La Sra. May volvió de Bruselas el año pasado con un acuerdo razonable pero el momento en que pisó tierra en Londres tanto los medios de comunicación como la mayoría de los parlamentarios (MP) se manifestaron en contra de aprobarlo llegado el momento de presentarlo ante la cámara para el debate la semana que viene. 
En estos momentos hay un caos de rumores tanto en los medios de comunicación, la plétora de redes sociales y entre la sociedad con todo tipo de especulaciones sobre el posible efecto ‘inmediato’ en un país próspero, moderno, civilizado que goza de una de las economías más punteras del mundo. O sea, una casa de fulanas. La última gilipollada ha sido las declaraciones del nuevo ministro de exteriores de que el futuro del Reino Unido, como país libre de las garras de Bruselas podría tomar el ejemplo de Singapur y convertirse dentro de unos años en un país puntero y avanzado similar a todo el Oriente Lejano.
 Otro chiste macabro ha sido la decisión del gobierno de otorgar una licencia a una naviera de feries para fortalecer al Puerto de Dover cuando se produce el atasco de vehículos y camiones llegado el momento de introducir registros aduaneros. Resulta que esta empresa no tiene barcos. Es una sociedad de papel. ¿Se imaginan si este verano el Concello de esta Cidade Fermosa, llena de luces y fiestas callejeras abre otra ruta aérea para sumar a las tropecientas que ya salen de Peinador y resulta que la misma no dispone de aviones? Pero el verdadero efecto inmediato será, como la película de Spielberg que el país dejaría de existir por unos breves momentos ya que teóricamente todos, repito todos los miles de millones de acuerdos internacionales, sean con la Unión Europea, con China, India o América, incluido el país ficticio de Hanks quedarían totalmente anulados. Esto no es broma. Recuerden que el 1 de abril es el equivalente al 28 de diciembre en España para hacer inocentadas. En este caso el tema va en serio. ¿Y qué pasa con los ciudadanos tanto los europeos en Gran Bretaña como los británicos en Europa? Me para la policía por un asunto de tráfico, le presento mi pasaporte y me responde que estoy indocumentado. 
Lo que me sorprende es que la gran mayoría de medios en este país han estado concentrándose en los problemas nacionales, pero en ningún momento he leído o visto mención alguna sobre el efecto del Brexit en España. Lo dejo ahí por el momento. A disfrutar de la súper fiesta de Reyes y los carnavales. Aún faltan un par de meses.

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