Opinión

Prevaleció el sentido común

Se acabó el recuento de votos del referéndum de Escocia con un resultado justo del ‘No’ y con un margen del 10% aproximadamente. Todos los medios de comunicación del mundo desde Oriente a USA, de Groenlandia a Sudáfrica estarán informando sobre el acontecimiento con miles de opiniones y disertaciones por ser un verdadero evento histórico en la vieja Europa. No cabe duda de que los ganadores en el Reino Unido, tanto la población como los políticos podrán respirar de qué ha terminado la contienda y volver a reanudar su vida cotidiana. Aquí termino la ‘declaración’ neutral, dilecta leyente y comienza mi propio análisis de lo que ha sido un verdadero hito en mi país.
En primer lugar hay que reconocer que la campaña por el ‘Si’ que se fue preparando para esta batalla desde hace más de 2 años fue muy efectiva. El Primer Ministro escocés, Alex Salmond en un plan perfecto de populismo moderno levantó como un tsunami los corazones de muchos escoceses al estilo de ‘Braveheart’ y fue cogiendo impulso hasta que las voces del ‘otro’ lado se dieron cuenta de lo que estaba ocurriendo y por fin le dieron importancia al tema que lo de la independencia iba en serio. La astucia del dirigente nacionalista escocés fue majestuosa basándose en la ideología de ser libres para poder decidir el destino sin la interferencia de Westminster en Londres. Mucha propaganda de la economía basada en los ingresos del petróleo del Mar del Norte y el continuado éxito de la exportación de whiskey. El tercer pilar era el turismo. Hay que reconocer que Escocia es un paraíso para visitar en cualquier época del año. Pero al llegar el momento de voto, cuando las preguntas difíciles comenzaron a surgir, como por ejemplo la moneda  -libra o euro– entrar en la Unión Europea, la OTAN e incluso las Naciones Unidas, Salmond tiraba balones fuera. Es aquí donde empezó el verdadero contra-ataque, no solo del gobierno británico pero de las mismas instituciones y medios de comunicación internacionales que poco a poco fueron destapando el polvorín que suponía la ruptura con Gran Bretaña si estos asuntos no eran aclarados de antemano. Abrieron los ojos a muchos residentes en Escocia de que no todo iba a ser jauja al día siguiente de la supuesta declaración de ‘adiós’.
Mi opinión personal es que el mismísimo referéndum no se debería haber llevado a cabo sin aclarar estos temas esenciales para que un país afronte la independencia en el siglo XXI. Ahora bien, como dijo Churchill en su día esto es el fin del comienzo. El Reino Unido ha cambiado para siempre al igual que el futuro del país y es más, el de la Unión Europea. Olvídense de Escocia por un momento y piensen ahora en Gales, Inglaterra e Irlanda del Norte. Lo primero que va a exigir el ‘resto’ de la ciudadanía es que se les dé el mismo trato que a la ‘nueva’ Escocia con más autodeterminación por parte del gobierno central. Aunque la actual coalición de Cameron ha salvado el pellejo y tiene que afrontar estos nuevos retos basados en las nuevas promesas también debe concentrarse ahora en la Unión Europea y el avance del Partido de ultra-derecha UKiP que ha cogido fuerza y exige un referéndum, esta vez nacional para marcharse definitivamente de la UE. ¿Y qué pasará en Europa? Ahora hay que reordenar el tablero de juego de los países que estaban esperando el ‘Si’ para comenzar su propia campaña de independencia. Todo ha cambiado para el futuro de la Unión Europea.

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