Hace un par de semanas, en un recorrido a Ponteareas cometí el error de adelantar a unos coches en la AP-9 en la zona de 100 Kms por hora. Iba a 109. La última vez que me multaron hará unos 20 años en un lugar del centro de España a la salida de un túnel. Eran las 08:30 de la mañana y un coche de la Guardia Civil me esperaba a la salida. Después de 25 años como residente en España y aparte de una multa de aparcamiento en Ponteareas, cuando estaba con un asunto de Cónsul no he tenido problemas con la DGT ni con otro sector de las autoridades de tráfico. Lo primero que me llamó la atención fue la diferencia de método de amonestación. En el primero el agente me dio un papelito similar a lo que se ve en las películas y el segundo, 20 años más tarde llega por correo. Siempre he tratado de respetar la ley.
En primer lugar tengo un coche pequeño que no corre más de 130 kms con el motor a casi 5.000 revoluciones. Seguidamente, soy mayor y no tengo ganas de complicarme más la vida. Además, no cuesta nada cumplir con las normas. Les daré dos ejemplos. Nunca uso el coche en Vigo porque uno necesita volver a la universidad con tanta humanización, semáforos psicodélicos, rotondas marcadas para despistados y por encima de todo, un porcentaje de conductores que deberían pasar un tiempo en un centro psiquiátrico antes de coger cualquier tipo de vehículo. Llamo la atención a los moteros kamikaze, que yo llamo avispas ahora que les han otorgado las llaves de la ciudad para ir a la velocidad que les da la gana y aparcar en donde quieran incluso encima de las nuevas aceras.
Si volvemos a las carreteras, especialmente los secundarios es en donde se ven el mayor número de infracciones que no son necesariamente los de velocidad. Una infracción común es el de estar pegado a un coche esperando el momento para adelantar. Les daré un ejemplo. La PO 254 entre Ponteareas y Mondariz. Es un recorrido que hacemos frecuentemente para visitar al Balneario. Pues las demarcaciones de velocidad son increíbles. Comienza con 40 kms a la salida de Ponteareas y a partir de unos metros comienza una Yincana con subidas a 50, luego a 70, máximo 80 todo entrelazado con los pequeños pueblos que exigen rigurosamente bajar nuevamente a 50. Hace más de 10 años que hago el recorrido y cumplo a rajatabla la ley, sin problemas, al no ser que se me ponga detrás un vehículo, especialmente una furgoneta. A partir de ahora parece una película de esos policiales con persecución de coches. Pegado a 50, acelero, se separa para volver a acercarse. Bajo a 50, sigue pegado y así hasta Mondariz. ¡Que no me digan que esto no ocurre en una gran mayoría de carreteras secundarias con conductores impacientes que quieren adelantar a toda costa! Ahora pasemos a las ciudades. ¿Cuándo van a multar a los conductores que no solo sobrepasan el 10% de lo permitido sino que saltan semáforos, ignoran pasos de peatones, e insultan si uno les llama la atención? La Muy Leal no es una excepción con atropellos diarios. Les aseguro que mis paseos por García Barbón - sin obras - y Pi y Margall no hay día que un motero o un coche ‘tocado’ no ‘vuela’ a más de 140 kms por hora. ¿Porque no comienzan una campaña nacional similar a la violencia de machista contra los conductores sin escrúpulos que son igualmente culpables pero de otro tipo de crimen?
