Opinión

Geriátricos, autobuses y aceras

Una vez más, un geriátrico al volante, esta vez con una elevada tasa se alcohol ha causado un revuelo al estrellarse con su vehículo; menos mal que sin heridos. La prensa y las declaraciones de algunas autoridas hicieron hincapié en la necesidad de revisar el código de circulación para que este grupo de conductores se sometan a un examen más riguroso antes de poder ser otorgado, en la renovación, su carnet de conducir. En un artículo anterior sobre el mismo tema declaré que estaba totalmente de acuerdo ya que los que ya hemos entrado en lo que se llama la edad de oro comenzamos a tener algún que otro problema de salud incluido un deterioro gradual de las facultades más importantes para conducir que son la vista y los reflejos. Lo curioso es que la mayoría tiende a respetar las reglas de juego mucho más que algunos energúmenos más jóvenes, especialmente las ‘avispas’ como llamo yo a los moteros. Muchos de estos últimos creen que tienen derecho a sobrepasar el límite de velocidad, saltar semáforos, ignorar pasos de peatones y jugar a un zigzagueo entre el tráfico en general volviendo locos a los que tratan de respetar la ley. 
Pero volvamos a lo primero, los viejos al volante. Si la DGT comienza a implementar una serie de nuevas normas, especialmente en los exámenes psicotécnicos de cada persona mayor de 65 años la pregunta clave sería: ¿Qué baremos se impondrán para restringir o hasta cancelar el derecho a la renovación del carnet? ¿Lo de la vista ya está contemplado,  pero y el resto qué?  Podría incluir hipertensión, diabetes, problemas cardiovasculares, para dar unos ejemplos. ¿Y los reflejos? Que les parece prohibir conducir por autopistas, o dentro de un horario que no incluya la noche, o acompañado por otro conductor más joven. ¿Qué les parece una placa como la ‘L’ pero con una ‘GE’? Todo esto suena a anti-democrático pero la verdad es que el problema sigue existiendo. Ahora pasemos a la segunda parte si es que a un geriátrico se le prohíbe coger el volante. ¡Ay amigo! Lo obvio es darle un carnet tipo ‘invalido’ para que pueda usar el transporte público gratis. 
Aquí en la Muy Leal Vitrasa permite perros, coches de niños, sillas de ruedas y hasta coches de minusválidos motorizados pero una persona mayor de 65 con una pensión superior a la establecida por el Concello tiene que pagar el billete máximo que es 1.32 Euros. ¡Menuda Broma! Todo esto está en el aire pero tarde o temprano las autoridades estatales o autonómicas tendrán que tomar cartas en el asunto sino quieren que continúen siendo víctimas de accidentes de tráfico por culpa de la edad. Ahora pasemos al tema de los geriátricos de a pie. Son un ‘milleiro’ de ellos. Me refiero a los que caminan por las ciudades y en nuestro caso el de la ‘Cidade mas Fermosa’ de España. Dice la información sobre las humanizaciones que gracias a las anchas aceras el paseo es más ameno. 
Estos son algunos ejemplos: las madres con su cochecito, los minusválidos y naturalmente los de la tercera edad. Vuelvo a mi expresión preferida. ¡Ay amigo! Depende de que calles estamos hablando. Entre cafeterías que han usurpado la acera con sus terrazas, las motos aparcadas, las furgonetas de reparto, los del WhatsApp, el monopatín, los ciclistas y finalmente toda la tropa canina, no queda un metro cuadrado libre. Pasear tranquilamente se convierte en: ‘sálvese quien pueda’. Como ejemplo vean la zona del ‘Dinoseto Peludo’, desde la Puerta del Sol hasta el Paseo de Alfonso. Solo queda inventar un nuevo maratón para viejos. Vigolandia se proclamaría el Disney World gallego.’ 

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