Opinión

Futuro de los británicos en España

El Reino Unido y la Unión Europea están a punto de llegar a un tipo de acuerdo para que el primero pueda marcharse de Europa y volver a navegar los mares en busca de paraísos imperiales de antaño. Por fin los ingleses podrán ‘soñar con el cisne’ al añorar durante más de 40 años la libertad del yugo europeo, proclamarse nuevamente la Gran Bretaña de todos los siglos mandando a freír churros a Bruselas y sus mandatos. Suena a una frase de cachondeo, pero les aseguro que durante los últimos dos años y medio desde el referéndum de Brexit en junio del 2016 es lo único que se ha escuchado y leído tanto en los medios de comunicación como a la mayoría de los políticos ingleses en Westminster. 
Si por haches o por bes no lleguen al añorado acuerdo y los ingleses deciden cerrar la puerta de todas maneras en lo que denominan el ‘no deal’ (sin acuerdo), aparte de todo el follón que causaría en ambos lados del Canal, el efecto tanto con los ciudadanos europeos en Inglaterra -por más que la Primera Ministra diga que ‘no hay problema’- y los más de millón de británicos en Europa será difícil para no llamarlo catastrófico.  Por suerte, esos europeos que deciden volver a sus países, siguen perteneciendo a la población de unos 450 millones de ciudadanos de los 27 y seguirán disfrutando de la ‘libertad de movimiento’ -la gran baza que usa la Sra. May para cerrar su puerta- en el resto de continente, especialmente los que son de la zona Euro que tanto progreso ha traído el acuerdo de Schenguen. 
Los que vivimos en esta ‘Cidade Fermosa’ llena de luces de navidad y está cerca de la frontera con Portugal lo palpamos mejor que nadie. El caso de los británicos no solo es distinto sino que diría que es lo opuesto. El momento que amanezcamos el 1 de abril del 2019 nos enfrentaremos al reto de no ser como otros europeos y abriremos los ojos como ciudadanos de ‘otro’ país extranjero. Comencemos por partes. Las normas exigidas en el tratado Maastricht del libre movimiento de personas, mercancías y capital fue la base de una nueva Unión Europea. En España por primera y única vez se tuvo que abrir el melón de la Constitución y cambiar el sector que otorgaba dos privilegios claves en las leyes del país. El primero era permitir a todos los ciudadanos europeos el voto en elecciones locales -ayuntamientos- y parlamentarias europeas y el segundo, aún más importante permitir a los europeos optar por oposiciones para puestos de trabajo público. O sea que hoy por hoy, hay británicos que no solo disfrutan del sector laboral público, pero son, en algunos casos, concejales y si no me equivoco alcaldes/as en algún pueblo español. Otros privilegios más generales son los mismísimos puestos de trabajo. 
Un ejemplo que he mencionado en otra ocasión son los famosos ‘profesores nativos’ de inglés que pueden trabajar en más de una academia o colegio. ¿Qué pasará con Brexit? Lo primero será solicitar carnet de identidad -recuerden que los británicos usan el pasaporte- luego renovación de residencia incluyendo justificación de trabajo. Y por último cesaran los viajes o traslados transfronterizos del que gozan los españoles al necesitar, si son por razones de negocio un visado a otro país europeo. Estos son la punta del iceberg porque cada británico en España, al igual que los europeos en el Reino Unido es un mundo aparte. Sea cual sea el resultado, la vida para nosotros los británicos cambiará para siempre.’  

Te puede interesar