Opinión

España cañí

Ay! Que contraste la España de hoy comparada con la letra de Alfredo Corral del pasodoble de Pascual Marquina de los años 30. ¿O no? La Andalucía querida, tierra de gitanos y flamenco, cante jondo y sevillanas, guitarras que lloran; tierra de toreros y amantes latinos; es como la conocen los guiris y otros turistas que visitan este país de contrastes. No importa que sea Barcelona o Madrid, Vigo o Alicante o las islas Canarias, nunca faltan las muñecas y muñecos – para no ofender a las feministas - de andaluzas y toreros, símbolo inequívoco español. ‘España continúa en los titulares de turismo como la atracción de este año. El prestigio de este país como un sitio de ocio favorito sigue aumentando año tras año.
 Los Pirineos son sin duda la frontera más dramática de la Europa Occidental. Cuando uno lo cruza uno está en un mundo verdaderamente distinto. Ha conservado la autenticidad de su cultura y su original modo de vida y el resultado para un visitante es un atractivo que conserva su belleza natural’. Esto, estimada leyente es un párrafo obtenido de la famosa guía turística de ‘Fodor’ del Reino Unido; ¡Del año 1971! ¿Pero ha cambiado tanto la belleza natural de este gran país como fue descrito en un manual británico hace ya más de 45 años? Nada de nada. Si uno viaja por España y penetra el interior o se acerca a las costas menos pobladas de cualquiera de las 17 autonomías o 8.000 ayuntamientos seguirán topando con todo tipo de atractivos, desde luego que distintos de unos con otros desde la geografía, la cultura, la gastronomía sin olvidar del mismo pueblo receptor y amable al forastero. Idiomas y acentos distintos, costumbres variopintos, fiestas y folklore tradicional de cada zona y como no, las zonas de ocio para toda variedad de generaciones. Personalmente y durante varias décadas me he recorrido una gran parte de ‘Iberia’ como describe Michener tanto en la época de la dictadura como la democracia. Lo he hecho, generalmente con familia, por carretera, avión y tren, desde las costas del norte del Cantábrico, por las costas gallegas y el total recorrido por el Mediterráneo incluido Gibraltar. He disfrutado de boquerones en el País Vasco, jamones y vino en las bodegas de Rioja, cochinillo de Segovia y chinchón en Chinchón. He disfrutado de tablados flamencos, fiestas de muñeiras, conciertos clásicos con la música de Albéniz – gracias a mi colega David Russell - y sin olvidarme de las zarzuelas de Tomás Breton, ‘La verbena de la Paloma’, y ‘Los Gavilanes’ de Jacinto Guerrero. Hasta conocí a la famosa ‘Chunga’ en el ‘Café de Chinitas’ de Madrid. Ya en Galicia me la conozco mejor que los gallegos. 
En mis años mozos he vendimiado, estrujado y finalmente embotellado litros y litros de tinto Rivero. He asistido a los actos de Ponteareas del alfombrado en los años en que esta villa era la única que hacía esta fiesta. He jugado al dominó en las tascas gallegas. Con puro y coñac seguía a Di Stefano y Gento del Real Madrid en la televisión del bar de la esquina de casa. He escrito novelas, ensayos y miles de artículos sobre España y Galicia. ¿Pero porque estoy escribiendo todo esto? Españolas y españoles, mañana es el día en que vais a votar por el futuro gobierno de este país y está en vuestras manos comparar este pequeño resumen con el contraste de las promesas tanto de cambio como de continuación del programa actual. Yo les aconsejo que reflexionen bien en que es lo que desean cambiar algunos participantes. España Cañi seguirá igual; se los aseguro.

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