Opinión

Escocia y sus islas

Primero un saludo al nuevo año. Este es el primero de mis notas y espero que no sea la última. ¿Por qué otra vez el tema de Escocia? Sin entrar en la polémica de su anterior referéndum de independencia del Reino Unión los escoceses votaron en contra del Brexit y continúan dándole la lata al gobierno ‘ingles’ de la Sra. May. La primera ministra Nicole Sturgeon, joven y abogada de profesión sigue al frente del intento como si fuese una descendiente de William Wallace, el famoso luchador del siglo XIV llevada a la pantalla por Mel Gibson en la película Braveheart. Pues bien, la prensa ‘inglesa’ la acusa de todo tipo de tontería y traición pero ella sigue con su lucha. 
Pero le ha salido un espina molesta en su propio dominio; los habitantes de las islas de Orkney al extremo norte de las Islas Británicas - por ahora. Resulta que la población de unos veintidós mil están pensando en su propio referéndum no solo para apoyar la continuidad en la Unión pero para separarse totalmente de Escocia y solicitar su propia independencia. Como dirían los gallegos. ¡Manda carallo! Escocia tiene unas ochocientas islas con un total de unos cien mil habitantes, ninguno con más de veinte mil. 
Como todo país con costa los naufragios han sido innumerables y algunos de notoriedad internacional tanto trágico como cómico. Por ejemplo el 5 de febrero de 1941 un buque de carga, el SS ‘Politician’ naufragó cerca de la isla de Eriskey, en las Hébridas con un cargamento de cuarto de millón de botellas de whiskey. Los pocos habitantes más cercanos, de unas cuarenta personas se enteraron del cargamento y comenzaron su saqueo antes de que llegaran las autoridades británicas a hacerse cargo de pecio. Fue tan notorio que en 1947 se llevó al cine la película ‘Whiskey a gogo’ basado en el evento. Más trágico fue lo que ocurrió en 1993 cuando el petrolero MV ‘Baer’ naufragó en las islas Shetland derramando toda su carga de crudo ligero arruinando la fauna y la flora. Como bien sabemos en Galicia, 10 años más tarde el hundimiento del ‘Prestige’ causó una catástrofe similar pero fue peor que el de Escocia. Recuerdo que, siendo entonces Cónsul Honorario del Reino Unido me visitó el miembro del parlamento británico para las islas a ofrecer su ayuda y su experiencia especialmente en el sector de las recompensas y las luchas con las compañías de seguros. Fue bien recibido por todos las entidades involucradas en el desastre gallego. 
Pero volvamos nuevamente al Brexit. Escocia e Irlanda del Norte están tratando de cambiar el resultado o por lo menos poder seguir accediendo a las ventajas de pertenecer a la Unión pero da la impresión de que el Parlamento de Westminster, por ahora no les da ni la hora del día. Aun peor, la prensa ‘vil’ ‘inglesa’ los insulta. En estos momentos hay unos movimientos de británicos en España, al que estoy muy involucrado tratando de frenar el divorcio del artículo 50. Tratamos de inculcar nuestro punto de vista de que todo este afán de hacer negocios estilo Imperio Británico con el resto del mundo no puede funcionar si no se tiene en cuenta el libre movimiento de personas al que disfrutamos los ciudadanos de los 28 países que forman la Unión Europea. No hay manera ni de convencer a los propios ciudadanos del otro lado del Canal de La Mancha de que tarde o temprano les saldrá el tiro por la culata y terminara perjudicando a todo el mundo incluido la frágil Europa del siglo XXI. Continuará…

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