Opinión

El poder de los medios

No es un tema nuevo, pero cabe recordar que el mundo en que vivimos parece estar dominado por las redes sociales que a su vez alimentan a los medios de comunicación. Estos ayudan a los políticos, no importa el color o ideología a manipular sus programas como les den la gana con tal de obtener cobertura propagandista o como lo llaman en el oficio, porcentaje de ‘cuota de pantalla’. Otro ingreso en las Academias de las Lenguas para describir el número de adictos a las cajas tontas del mundo que se tragan lo que les echen los guionistas del programa. Otro elemento es la prensa tanto la de periódicos como los de ‘on-line’ que cada día aumentan su cuota de lectores de todo el mundo que a su vez expresan sus propios comentarios generalmente con más bobadas incultas e ignorantes del tema en cuestión. ¿Estoy exagerando? Vamos a ver. Juré desde que soy otro opinionista mas en las columnas de este periódico que nunca me metería en la política nacional por respeto a los españoles salvo los locales ya que desde que soy ciudadano europeo con voz y voto tengo el derecho como cualquier otro ciudadano; pero eso es otro tema. 
Pues bien, desde que comenzó este gran movimiento hace unos pocos años por parte del Gobern de Cataluña de declarar la independencia la mayoría de los españoles no percataron el astuto e increíble programa de propaganda en los medios del exterior, especialmente los del poderoso mundo anglo-sajón. Por ejemplo, los medios de comunicación españoles que apoyan la unidad de España se han concentrado en criticar el número de supuestas embajadas ilegales en el exterior. ¿Pero alguna vez se ha hecho público exactamente qué es lo que hacían están embajadas? Muy simple, entre otros asuntos alimentar a los medios extranjeros para conquistarlos en su campaña publicitaria de la independencia mientras en este país la mayoría de los ciudadanos de otras autonomías no se enteraban. Como me comentó un amigo político la ventaja que tengo de poder leer y ver (televisión) los medios de habla inglés me entero de las barbaridades y falsedades (por ignorancia) que se han están emitiendo, especialmente sobre los últimos acontecimientos en todo este tinglado del movimiento independentista catalán. 
No se imaginan la plétora de corresponsales, muchos, hace poco no sabían ni donde estaba Cataluña que ahora opinan como sabihondos sin tener el mas mínimo decoro de ser neutrales y siempre siguiendo el guión de los separatistas. ¡Una vez más, aviso! Es la primera vez que me atrevo a opinar sobre un tema político nacional, pero lo hago más que nada para dejar constancia de los disparates que se están diciendo en los medios anglo-sajones y repito, gracias a la gran campaña propagandista del anterior Gobern de la autonomía. Por eso el ex Presidente se pasea por Bruselas como un turista más, satisfecho en recoger los frutos de varios años del apoyo de los medios extranjeros que lo ven como un mártir y España como un país opresor. Solo leer el artículo de Omar Encarnación del New York Times este último jueves es suficiente. No importa que el intercambio de información entre el gobierno de la nación y sus homólogos en el resto de Europa y el mundo que es, como dice el refrán argentino, ‘la verdad de la milanesa’; la ciudadanía en la calle lo ve de otra manera. 
Y hay más de un partido político en España de la extrema izquierda que lo sabe y está aprovechándose precisamente de esta ventaja para fomentar su propio programa de revolución callejera.

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