Opinión

Cambio, progreso, reformas y economía

En esta extraordinaria situación en el cual se encuentra el país ante unas nuevas elecciones, los políticos tanto de izquierdas como derechas hablan del ‘cambio’, ‘progreso’ y ‘reformas’ pero casi nada de duros aunque el gobierno en funciones nos informa de que la recuperación económica sigue su camino, que las cifras del paro bajan y las contribuciones a la Seguridad Social aumentan. 
Soy un residente extranjero y aunque desgraciadamente no tengo voto en estas elecciones estoy al tanto de lo que está ocurriendo, pago todos los impuestos que existen y naturalmente me preocupa el futuro como cualquier otro vecino del país por eso cuando me pongo a analizar la gran masa de parafernalia y propaganda de los partidos políticos, gran parte del tiempo me pone los pelos de punta. Empecemos con la palabra más pronunciada: ¡El cambio! Aparte del color del futuro gobierno, el cambio ya comenzó el año pasado a partir de las elecciones de Mayo. En gran parte de los ayuntamientos, incluidos las dos grandes ciudades, Madrid y Barcelona y otro tanto de autonomías del país ya está dramáticamente en marcha dicho cambio. En algunos se han retirado todo lo relacionado con la Monarquía como si la Constitución ya no vale, en otros vemos la imposición laica, que en realidad es un ateísmo enmascarado con el removido de todos los signos del cristianismo como la cruz d Jesucristo sin contar con los actos religiosos anulados en varias comunidades de vecinos. 
La Ley de la Memoria Histórica ha sido impuesta, especialmente en Madrid como si fuese la prioridad número uno en la capital de España con el cambio dramático de todas las calles que remotamente estén relacionadas con el franquismo. Y no hablemos de las leyes de expresión versus la del respeto a la religión como ocurrió últimamente en el dictado de sentencia a una concejala del Ayuntamiento de Madrid ante el altar de la capilla de la Universidad Complutense. Pasemos al progreso. ¿De qué progreso estamos hablando? ¿En servicios sociales? Pero esto se ve con los aumentos estrepitosos en subvenciones, especialmente en los ayuntamientos gobernados por la izquierda hacia todo tipo de obras social. El progreso esta automáticamente ligado a la economía. No hay progreso si Hacienda no hace caja. Volvamos a los signos de recuperación económica, especialmente en el empleo. 
Al pasear por la ciudad últimamente he notado un aumento considerable en el sector de la construcción. Ya se ve nuevamente la instalación de andamios, obreros con sus cascos de seguridad y el vaivén de excavadoras, grúas y hormigoneras en varios solares de la ciudad. Se supone que el mismo ambiente se nota en el resto de Galicia y posiblemente España. Observo los bares llenos, los restaurantes rebozando, las carreteras con atascos, las agencias de viajes exuberantes, los hoteles con cartel de ‘repleto’, los barcos de la Ría encantados, para dar ejemplos pero hay un lado oscuro al otro lado de la moneda. ¡La pobreza!
 Siguen los desahucios, los mendigos, y no hablemos de la juventud que se nos marcha a otros pagos buscando empleo digno. Es aquí, volviendo al cambio en donde se necesita un verdadero vuelco de 180º y se llama el impulso a la empresa privada y la creación de empleo productivo. ¿Qué dicen los políticos? ¡Nada! Hay otros sectores que los políticos no toman en cuenta y son las influencias exteriores. Hay guerras catastróficas causando millones de refugiados, hay cambios políticos de más calado especialmente en Gran Bretaña con su Brexit y Trump en USA. A la larga todo influye en el futuro del país. El mundo es un pañuelo.

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