Opinión

Bajón del oro negro

Desde finales del año 2014, el barril de petróleo conocido como ‘Oro Negro’, la fuente esencial de vida energética mundial ha dado un estrepitoso bajón de precio que ha revolucionado las economías de los países tanto productores como consumidores. En el caso de los suministradores, especialmente en los que sus economías dependen casi en su totalidad de los ingresos ha sido un varapalo. Arabia Saudí, Qatar, Emiratos e Irán son unos ejemplos en el Oriente Medio conocido como la zona más rica de petróleo del mundo mientras que otros como Nigeria, Argelia y Venezuela han embarcado en el ‘Titanic’ convirtiéndose de países prósperos a unos con futuro económico muy incierto, en particular el sudamericano con su peculiar política democrática basada en lo que llama la revolución bolivariana. Rusia, otro gran exportador ha visto como su economía ha sufrido. Sin embargo, el mayor productor del mundo, USA es a la vez un glotón de consumo y al ser un país capitalista ha sabido adaptar este desplome de precios para su propio beneficio. No hay que ser economista para darse cuenta de que en el caso de los países consumidores, la mayoría de Europa incluido España han visto como su balance de ingresos y gastos ha beneficiado las cuentas del estado contribuyendo hasta cierto punto al crecimiento económico. Pero el problema del bajón del precio del crudo este último año no fue la primera vez. Hay que remontarse a los años antes de 2008 cuando el barril subió estrepitosamente de unos US$60 hasta llegar a los US$130. Ocurrió el desastre bancario con Lehman Brothers a la cabeza, el mundo cayó en una crisis brutal, se ralentizaron las economías y el precio del barril se desplomó hasta llegar a US$30. A partir de entonces, poco a poco la economía mundial fue recuperando y el barril volvió a situarse en valores normales oscilando alrededor de los US$100. Pero la semilla del ‘cambio’ ya se había plantado. El mundo desarrollado comenzó a adoptar medidas de ahorro energético para reducir su dependencia en el petróleo que sería tema para otro artículo. Suficiente comentar que con tales medidas a finales del 2014 volvió a caer por debajo de US$50; esta vez, naturalmente sin los signos de recuperación. Para explicar porque ha ocurrido este nuevo fenómeno no es fácil. En primer lugar la producción doméstica de USA ha doblado en los últimos años pero no ha necesitado importar petróleo de otros países, principalmente Arabia Saudí, Nigeria y Argelia aunque los productores continuaban bombeando el crudo hasta que el mundo llego a tener un exceso de reservas. Mientras tanto la empresa asesora Wood MacKenzie ha identificado decenas de proyectos mundiales de exploración capaces de producir hasta tres millones de barriles diarios que han sido suspendidos por el bajón. Estos incluyen nuevas zonas como Canadá y el Golfo de Méjico. Pero aún queda otra amenaza al futuro del uso de petróleo: el coche eléctrico. Los movimientos ecologistas y la amenaza del calentamiento de la tierra exigen la extinción de los automóviles convencionales. Las empresas de Chevrolet, Ford y Volkswagen están invirtiendo billones seguidos por Nissan y BMW y dentro de la próxima década esperan producir suficientes modelos para el futuro mercado de reemplazo. Pero el broche de oro es de la empresa Tesla que pronto presentará su modelo ‘secreto’ y que tendrá una distancia de autonomía de unos 250 kilómetros con precios por debajo de Euro 20000. Esperan vender hasta medio millón para el año 2020. De todas formas, todos los expertos predican que el coche eléctrico estará para quedarse. ¡Adiós petróleo!’
 

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