Opinión

Aceras, terrazas y normas

Algo falla en esta ciudad cuando hablamos de espacios públicos y las normas que regulan los mismos especialmente los usados por la hostelería. Y no me refiero a los días de jolgorio callejero en donde se pueden instalar todo tipo de venta ambulante de comestibles desde marisco a roscones mientras la ciudadanía disfruta de la fiesta como en cualquier otra parte del mundo. El otro día observé como un pequeño restaurante que hace tiempo había contratado todos los domingos a una pulpera, ésta fue multada por ocupar un espacio público supuestamente no autorizado. La instalación estaba en un sector de aparcamiento de zona azul. Recordemos que era domingo. Existe en mi barrio otro local que ofrece el mismo servicio culinario, pero con el potingue y el manjar en la acera. Decidí investigar la diferencia. Comencé con la página web del Concello de la ‘Cidade Fermosa’ y bajo ‘instalación de terrazas en la vía publica con sillas y mesas’ - con todas las normas para la autorización -  encontré un sector con los detalles de actividades ‘…de forma accesoria…’ que sería en este caso el de la pulpera. No satisfecho con la plétora de requisitos burocráticos decidí preguntarle directamente a uno de los establecimientos de mi barrio que me explicara cómo funcionaba todo este tinglado de las terrazas y los permisos. Recuerden que, como ciudadano de a pie no conozco el mundo de la hostelería. Solo pago mis impuestos y la consumición. Pues bien. Parece ser que el factor principal es los metros cuadrados de acera del establecimiento que determina el número de mesas e inmobiliario permitido. La proliferación de terrazas, por lo menos en esta ciudad fue debido hace años a la famosa prohibición de sectores para fumadores y poco a poco avanzaron hacia una situación en donde muchos establecimientos acapararon, no solo sus metros cuadrados, sino con ‘extensiones’ a ambos lados de lo permitido. Algunos llegaron a usurpar toda la acera, especialmente las de enormes dimensiones que, gracias a las humanizaciones, no dejan sitio ni para el apuntador. Otros se saltan a la torera, y ‘cogen’ las del comercio de al lado. Unos hasta llegan hasta el borde de la calle peligrando a los comensales cuando el autobús del colegio pasa a centímetros de la última mesa de la fila. Lo peor de todo son los que tienen tantas mesas que no dejan sitio para que pase un cochecito de bebe. No me extrañaría que un día aparecieran andamios para acomodar dos pisos de mesas. Pero llegó la 7ª de caballería del Concello y en agosto del año pasado decidió preparar una ordenanza municipal para poner ley y orden al asunto, que estaría listo a finales de - ese - año. Por fin salió en abril de ‘este’ año para implementación en mayo. Aún estamos esperando. Volviendo a lo de la pulpera: ¿Cuáles son los servicios ‘accesorios’ a los establecimientos de hostelería? ¿Pueden personas ajenas, entretener a los comensales con música, u otros entrar a vender lo que sea? Si seguimos con estas normas que supuestamente no están permitidas en la vía pública, que me dicen de los aparca coches, los ‘top manta’ - sabemos que muchos tienen permiso - pero venden de todo y las innumerables personas representantes de oenegés que piden ayuda. Todos en la vía pública. Finalmente hay que sumar el resto de las actividades acopladas al de las terrazas. El plan de peatonalizar gran parte de la ciudad es loable pero primero hay que poner ley y orden en su uso, controlando las motos, los perros, los monopatines, las bicicletas y un el largo etcétera. Son las quejas de siempre.

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