Opinión

Ojo con dispersionar, que alguien se equivoca y nos legisla a todos

Creo que fue un lunes hace poco, pero no tomé nota del día y en su defecto hay que atenerse a la memoria. La hora la se, porque comemos viendo La Sexta habitualmente. Estamos atentos a la pantalla desde las 12,30 hasta las 14,20, que termina ahora casi siempre el programa de García Ferreras, que impide que el informativo que le sigue cumpla con la costumbre de la puntualidad en el inicio de este formato. ¿Alguien ha visto que el telediario  de La Primera empiece después  de las quince horas? Salvo acontecimientos como las Torres Gemelas.
Ese lunes, en  La Sexta nos regalaron con la presencia de Mónica Oltrá, la líder de Compromís. Esta mujer no es que tenga futuro  político, ya tiene presente. De repente sale de su boca el palabro “dispersionar” vocablo que choca con las paredes, y pide entrar en varios diccionarios, y ni le contestan… porque esa palabra no existe, rotundamente no es de este mundo.
Acudo al Diccionario de uso del español y hay dos palabras: La primera, dispersar, de disperso dice doña María Moliner, autora de esta obra de consulta. Da este  significado, “Mover (se) en distintas direcciones cosas que estaban juntas o formando grupo”. Le viene bien a la señora Oltrá, pero a lo peor, que no es deseo mio sino un vaticinio, cualquier día sus socios se escapan de la coalición valenciana, se dispersan, que no podrán “dispersionarse”. Otra  significación de disperso , según la difunta doña María la citada, es aplicarlo “al militar que ha quedado incomunicado con su unidad”. Situación ideal para el enemigo político, que no tenga modo ni siquiera de decir lo que quiere.
Un riesgo, esa incomunicación, para el “gobierno a la valenciana”, que la señora Oltrá quiere extender por toda España. Tengo para mi que es mas fácil mantener el prestigio de la paella, no política, sino hija de la gastronomía, que multiplicar las jerarquias al estilo del Turia… gobiernos que, fuera de Valencia, se quedan en mera hipótesis por ahora.
En fin, se que Mónica Oltrá, además de moverse muy bien en la política, es persona versada, abogada, que es mas que licenciada en Derecho. Licenciarse es aprobar muchos exámenes en la Facultad, que no es poco, pero abogada es mas, es la que ejerce la profesión de letrada. Esta política muy querida en su comunidad, ha llevado a cualquier  rincón de España, su “dispersionar”. Resucitamos  al inefable Evaristo Acevedo, cimiento de la revista de humor en nuestra postguerra, La Codorniz, para llevar a Oltrá a la cárcel de papel. Allí iban a parar cada semana, los que habían hecho una trastada, que no es darte con un trasto, sino en lenguaje coloquial hacerle una travesura al idioma español. 
Cambiamos de tercio. El palabro encadenado, “a futuro”, construcción inexistente, se ha colado en el lenguaje de presentadores de televisión, contertulios del mismo medio de las 625 líneas, o sea la tele, políticos que no guardan la línea con factura de varios tenedores a costa del contribuyente, o sea usted, …Según Wikilengua en español, “La preposición a indica comúnmente el término, objeto o tendencia de la acción”, supuestos que no se dan en “a futuro”.
También es frecuente que se diga que en los ayuntamientos se legisla, ¿desde cuando? Y entonces los del Senado, ¿qué?, ¿a dormir aun mas en los mullidos sillones de la Plaza de la Marina Española, su sede? También los de la otra cámara, a hacer buena aquella película, “El Congreso se divierte”, con la alegre Viena de principios del  XIX.
Llegaremos a la conclusión: Los concejales tienen mandato, entendido como el período de gobierno de los ayuntamientos. Y dejamos para los diputados la legislatura, referida a los años en que permanecen en Cortes.
Vamos a recurrir a la Carta Magna. Dice el artículo 82,6, “El mandato de los senadores termina cuatro años después de su elección (…)”. Se refiere, sin duda, al tiempo que permanecen en la cámara baja. Algo muy semejante ocurre en el Congreso, según el artículo 68.4, “El mandato de los diputados termina cuatro años después de su elección”, igualito que los senadores, donde queda claro que el mandato no alude a la capacidad de legislar, sino al tiempo que pasan en sus puestos.
Terminamos con el acreditado Diccionario de uso del español, de María Moliner, fija de plantilla en esta sección, que en la entrada “Mandato” dice literalmente: “Acción de mandar (ordenar). Palabras con que se manda (…). Durante su mandato se llevaron a cabo importantes reformas”. Los diputados o senadores no mandan nada, representan a los ciudadanos y senadores, que no es poco. Y ellos si que legislan, como lo hace el Gobierno de la nación.
Está visto que el mal se extiende: Sabemos que en bastantes redacciones, alguno de sus miembros confunde mandato y legislatura. Asi, a Justo González Ballesta, nuevo presidente del  Real Club Nático vigués, le atribuyen, junto con su equipo, haber presentado su programa “para la legislatura”.
"Si las mujeres mandasen/ en vez de mandar los hombres (…)” frase zarzuelera, nos iría bien, pero la señora Oltrá  nos dispersionaria.
 

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