Opinión

Algo que dicen no da la felicidad, amarillo es…

Lo descubrimos en seguida, me refiero a lo que va oculto en nuestro titular  de hoy: Lo que no da felicidad,  se le añade a esta palabra un “pero ayuda” y sale el dinero. Para darle mas cuerpo a la solución del acertijo está lo del amarillo,¿o no suena a dinero? Vespasiano, emperador que empezó con el 69, terminó en el 79 de la era cristiana y ha pasado a la historia su impuesto sobre las letrinas. Según Wikipedia, cuando  Tito, hijo del interfecto, o sea, la persona de quien se hablaba, le preguntó por el peaje que pagaba el personal, el que mas mandaba en  Roma le dijo “El dinero no huele”, mas hermoso en latin: “Pecunia non olet”. De ahí viene pecunia, según FundéUBBVA, moneda o dinero, la misma fuente afirma, con datos de la Real Academia Española, lo que es el peculio. Textual: “Hacienda o caudal que el padre permitía al hijo o siervo para su uso y comercio”, y en segundo lugar “Dinero y bienes propios de cada persona”.
Residía servidor en Pontevedra desde julio de 1963, vinculado al nuevo Diario local, que salió el segundo domingo de agosto de aquel año, el  día de la Peregrina, mucho antes de que naciera la cooperativa que gobernó con otros Pedro Antonio Rivas, capaz de publicar en el periódico un “Suárez y Carrillo”  y algo a continuación, que no recuerdo bien, si los cogieron robando o los detuvieron. El equívoco estaba servido.  A Rivas lo conocí cuando el era alumno de la Escuela de la Iglesia y yo de Escuela Oficial de Periodismo. Debió ser Andrés Berlanga –el del gran éxito de la novela  “La gaznápira”-  quien nos presentó, a mi, digo, Pedro me invitó  a hacer un reportaje a un torero chino –otra vez el amarillo-, y tuve que pagar el taxi desde el hotel hasta la plaza de toros. Que no se me pase que la Escuela Oficial de lo nuestro estuvo primero en Zurbano, al lado de Fabiola, que todavía no era reina pero ya andaba tras de ella, como reportero del corazón Jaime Peñafiel, y pasamos a Capitán Haya. Mal síntoma aquel callejero periodístico, de un militar a otro.
A veces los políticos se meten debajo de la cama de los ciudadanos para hacernos felices, ignoran que la felicidad, de existir, está encima del  colchón compartido en pareja.  En 1776, ya ha llovido, aunque últimamente en Vigo no cae gota, los yanquis hicieron la Declaración de Independencia y en ella figuraba que las personas tienen derecho a la búsqueda de la felicidad. La pista de esto nos la da Iese insight, que se extiende en un documento de investigación, dicho en nuestra lengua, aunque en el original esté en inglés de USA, que como se sabe no es como el del  Reino Unido.
En Cádiz, la tacita de plata, se firmó la Constitución de 1812, que según “20  minutos”, decía tal cual: “El objeto del Gobierno es la felicidad de la Nación”. ¿Incluso, pregunto, si los jerarcas de los ministerios y la Moncloa nos hacen un traje con recortes? El caso es que los españoles de principios del XIX llamaron a la  Carta Magna de 1812, “La Pepa”. Como llamarían tiempos después a una malagueña que empezó siendo cantora precoz y terminó de Pepa Flores,  no nada que ver con Lola, la de Cesáreo González, que era de aquí. Qué afán de poner motes, por ejemplo “Pepe Botella”, el gran jefe de los gabachos que invadieron España para largarse después de la guerra de la Independencia.
No nos referimos a Amancio Ortega cuando recordamos lo de “Poderoso caballero es Don Dinero”. Del gallego rico, rico, rico nos cuentan hoy miércoles –jueves cuando nos lea-, desde “Economía Digital”, que sube un 14% los salarios de los trabajadores de Inditex.  A estos no les llegará la camisa al cuerpo, ¿o acaso don Amancio no produce camisas?.
Vamos con Don Dinero. Su autor, Francisco de Quevedo, no compró la perfección corporal  con aquello que “(…) es hermoso aunque sea fiero, poderoso caballero es don dinero (…)”. El que hizo grandes poemas, sobre todo satíricos, duros, agresivos, era cojo de pies y llevaba  unas lentes de determinada factura, que se hicieron populares como “quevedos”. 
El juego ha hecho siempre ricos, en mas o menos medida. Por  ejemplo, la Primitiva,que tiene bastante antigüedad y nos sigue valiendo para esto: “(…) Todas las sangres son reales; y pues es quien hace iguales al duque y al ganadero, poderoso caballero es don dinero (…)”. Dicho está, aunque hoy la Euromillonaria suele dar mas guita, que según los sabios del idioma es dinero contante, aunque antes sea otras cosas. Por  cierto, con licencia, en el Madrid de los años cincuenta y algo, los rapaces –uno se ha galleguizado- canturreábamos; “ Quevedo, que hasta por el culo te conocen”, aunque en increíblebleble.blogspot.com  hacen una variante; “Jodé, hasta por el culo me conocen”, que ponen en boca de Francisco de Quevedo.
En fin, que para hacerse con dinero se utiliza la magia. Hay rituales del Año Nuevo para conseguir no solo grandes cantidades de dinero y también el amor. A veces nos sorprende la veinteañera perdidamente enamorada de un septuagenario y aun octogenario, que ella es, si es si acaso, de clase media, o aun con menos recursos y el invariablemente lleva consigo al caballero Don Dinero. 
 

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