Opinión

Zapatero desplegó el Ejército en la frontera de Ceuta

Parece lógico que uno se pregunte las razones de la devolución de los últimos 116 subsaharianos que saltaron de modo violento la valla de Ceuta al otro lado de la frontera, rescatando un viejo acuerdo con Marruecos de 1992, que este país se ha negado a aplicar en otras ocasiones. Y con toda lógica uno piensa por qué no se aplicó antes o no se aplicó a los 600 inmigrantes que asaltaron la frontera con la misma violencia.
Es evidente que, ante las imágenes de los guardias civiles heridos y contusionados por la munición variada de los subsaharianos (sangre, ácido, excrementos, herramientas varias, cal viva, etc.), Sánchez se vio en la necesidad de adoptar un gesto que, por cierto, ya ha sido contestado por sus socios de Podemos, las ONGs, y los abogados de los ciudadanos devueltos a Marruecos, sostenido por ese viejo acuerdo que es una fórmula bilateral del viejo principio de “última frontera” (devolver al otro lado del punto por donde entró cuando una persona penetra de modo ilegal en un país).
En todo caso, este hecho denota la forma improvisada y los bandazos de la policía del Gobierno en materia de inmigración ilegal. Un día se anuncia, sin precisar que contra medidas se aplicarán en su caso, la retirada de las concertinas y ello produce el esperado efecto. España ya es el país europeo que recibe más inmigrantes, con el agravante que, si se aplica el acuerdo de la Merkel con Sánchez, serán devueltos a España quienes entren por nuestro territorio y lleguen a Alemania, destino final anhelado por muchos de ellos. O sea, que volverán para aquí.
Lo que acaba de hacer Sánchez no parece haber servido ni de ejemplo, ni contentando a nadie, empezando por los propios inmigrantes, discriminados con respecto a sus compañeros de hace unos días, que entraron de modo tan violento como ellos, ni a sus abogados, ni a las ONGs, ni a los consocios de Sánchez ni a nadie. El gesto del Gobierno no convence, tiene todos los componentes de la improvisación para salir del paso. Nadie impide, y es lógico que lo hagan, que los subsaharianos devueltos vuelvan a intentar saltar la valla.
Y si el mensaje es que no se permite la violencia como elemento del asalto a la frontera; es decir, que se permite quedarse en España si el tumulto es pacífico, insisto en preguntarnos si ese acuerdo de 1992 estaba en vigor en qué cajón estaba guardado y quien lo encontró.
Y queda una pregunta en el aire, ¿volverá a aplicase a los inmigrantes que salten la valla en el próximo y seguro intento? ¿Es que no existe medio de contener la violencia en las avalanchas de Ceuta?  Zapatero, en 2005, desplego a 720 soldados a lo largo de la frontera, con orden de no disparar, tras un intento de asalto de 600 subsaharianos, con cinco muertos por bala, que se atribuyeron a la policía marroquí. La repetida violencia que nuevamente ha sufrido la frontera de Ceuta y el perfeccionamiento en los medios de agresión contra la Guardia Civil, capaces de causar daños, no sólo graves, sino irreversibles, denota que estamos ante una escalada peligrosa de guerrilla urbana en la frontera y no de una mera infracción administrativa. Aparte de las bolas de excrementos y la cal viva, los asaltantes emplearon sprais como lanzallamas, ácido, sangre (era la Fiesta del Cordero en Marruecos y pudieron proveerse de ella con facilidad), botellas con abrasivos, y otros medios para obligar a los agentes a replegase, cosa que no tuvieron otro remedio que hacer, y pese a la retirada siete de ellos resultaron con heridas y quemaduras y uno tuvo que ser hospitalizado. 
Lo más sorprendente, tras conocerse los hechos y pese a su gravedad, no fue una declaración del Gobierno, que no la hubo, sino un tuit personal de Pedro Sánchez donde dice literalmente: “Todo mi apoyo a las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado que están afrontando de forma ejemplar el desafío migratorio, especialmente a los agentes heridos hoy. El Gobierno trabaja por el diálogo y la cooperación con países de origen y tránsito y por una gestión común, eficiente y humanitaria de la migración”. O sea, se podría decir del mismo modo: “Quedaos ahí e ir aguantando”. Pero aparte de eso, nada. Buena ocasión perdida para coger un Falcon e ir a visitar a los heridos.
¿Es que no hay modo de contener estas avalanchas o, por lo menos, identificar y detener a los asaltantes más violentos? Se puede instalar cámaras en la zona para grabar las avalanchas violentas e identificar los ataques para distinguir a los que saltan la valle y cometen una infracción administrativa, de quienes actúan como vanguardia violenta.  En modo alguno sugiero desplegar al Ejército con armas de guerra, pero si formar una muralla de refuerzo de la guardia civil a lo largo de la vaya, para apoyar a los agentes como segundo escalón y con los mismos medios. En el año 2005 lo hizo Zapatero.

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