Opinión

Tradiciones de Semana Santa

En la plaza de España de Roma, todos los 8 de diciembre, el alcalde de la ciudad, ya sea comunista o de cualquier otro partido, preside con la corporación el homenaje a la Virgen Inmaculada y la colocación por los bomberos de un ramo de flores. El Congreso de los Estados Unidos comienza sus sesiones con una oración a cargo de un clérigo protestante; en los buques de Su Real Majestad Británica, a media tarde se reza una oración en la toldilla. Ni Italia, ni los Estados Unidos son naciones con una religión oficial, sino estados laicos o no confesionales. ¿Por qué conservan este tipo de actos? Porque son tradiciones. El Reino Unido si tiene religión de Estado, la Iglesia reformada, cuya cabeza es precisamente la Reina. Y a nadie se le ocurre meterse con esto o borrar lo que no deja de ser una tradición.
Es la cosa más normal del mundo que países de larga tradición democrática conserven tradiciones socioculturales y comúnmente aceptadas. ¿Qué les pregunten a los malagueños si quieren prescindir de la presencia de legionarios en la procesión del Cristo de Mena o de la “Buena muerte”. Además, la asistencia de los soldados a las ceremonias de entronización, traslado y procesión es voluntaria. Nadie va obligado. Como ocurre en todos los actos religiosos en el ámbito castrense. Málaga tiene a gala esa tradición que forma parte ya de su propia personalidad como ciudad y sus gentes. ¿Por qué tiene nadie que decirles a los malagueños si se conserva o no ese rito de Semana Santa?
En el Corpus de Toledo, a cuya procesión acuden los cadetes de la Academia de Infantería, se hace todos los años la consulta de quienes asistir, y asisten voluntariamente todos. 
En cuanto al izado o arriado de la bandera a media asta desde las 14:00 horas del Jueves Santo hasta las 00:01 horas del Domingo de Resurrección es una vieja tradición militar española que tiene su origen en el abatimiento de las banderas de los Tercios españoles ante el Santísimo y su retirada durante la Semana Santa. Es una tradición que forma parte de la herencia cultural que no tiene por qué molestar a nadie. No es una cosa que se le haya ocurrido al PP. Viene de más atrás.
Oficialmente, la bandera a media asta, se debe colocar cuando se decretan días de luto nacional o por el fallecimiento del titular de la Corona, del presidente de Gobierno y de militares muertos en acto de servicio. Pero lo cierto es que se sigue arriando o izando de este modo por tradición. Por eso es apoyada por la Asociación Unificada de Militares Españoles (AUME). En su día, la ministra de Defensa del PSOE, Carmen Chacón introdujo sin éxito la pretensión de que en las Fuerzas Armadas desapareciera todo vestigio de actos o simbología religiosa, como suprimir cantos tan tradicionales como la Salve Marinera o el Ten de nosotros Señor piedad, que se entona en los buques tras el arriado de bandera. La asistencia de militares a actos religiosos o procesiones es voluntaria. En la Escuela Naval Militar, por ejemplo, la dotación y todos los guardiamarinas y aspirantes acuden sin excepciones a la Misa del Carmen. 
En la Armada hay otras tradiciones como la de Pedro Marina Cartagena, marinero del Arsenal de Cartagena sólo sale una vez al año de estas instalaciones de la Armada. Año tras año, cada Martes Santo, Pedro se detiene en la Plaza de Armas, ante la residencia del Almirante Jefe del Arsenal de Cartagena, que le da permiso de salida (en lenguaje militar, franco de paseo o franco de ría) para pernoctar fuera de la base, con la condición de que regrese a ella antes de la medianoche del Miércoles al Jueves Santo. Y todos los años Pedro Marina Cartagena llega tarde, pues pasa la madrugada fuera, siendo arrestado sin salir del Arsenal durante un año.
Que le digan a los cartageneros que se quite esta tradición. Pedro Marina Cartagena no es otro que San Pedro. Cada año sale en procesión desde el Arsenal de Cartagena hasta el Templo de Santa María de Gracia. Antes de su salida, el Mayordomo Presidente de la Agrupación de San Pedro Apóstol de la Cofradía California -cuya procesión se sufraga con el salario del santo carpintero del arsenal, a modo de donativo de la Armada- solicita en su nombre el permiso de salida, y el Almirante Jefe del Arsenal preside una ceremonia en la que le concede al santo el franco de ría, advirtiéndole al santo de que ha de regresar la medianoche del día siguiente, aunque con la certeza de que tampoco cumplirá. A la vuelta, tiene lugar otra ceremonia en la que el Almirante le reprende por su retraso y le impone el arresto hasta el año siguiente. Esta curiosa tradición marinera de procesionar al santo desde el Arsenal cada Semana Santa se remonta a 1755. 
 

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