Opinión

Mis recuerdos de aquel recio soriano llamado Marcelino Camacho

A lo largo de 30 años de ejercicio del periodismo, previos a los 22 que llevo en la docencia universitaria, tuve la suerte de conocer y entrevistar a personajes esenciales, de todo tipo de la historia reciente de España: Gil Robles, Dionisio Ridriejo, Carrillo, Enrique Líster, los generales Gutiérrez Mellado y Diaz Alegría, y hasta otros tan diversos como Celia Gámez o Ruíz Mateos, pero si me preguntan de cuáles guardo más fuerte impacto destacaré el nombre de un obrero de Soria, llamado Marcelino Camacho Abad, de quien el pasado 21 de enero celebramos su centenario.
Esta efemérides se ha celebrado con modestos, pero simbólicos actos de homenaje y recuerdo y agradezco a Mundiario que me permita dedicarle este recuerdo personal. Hablé con él muchas veces y compartí mesa y mantel en sus diversas visitas a Vigo.
Hablaba un castellano preciso, recio, sin florituras. Fundador y primer secretario general de Comisiones Obreras (CCOO) entre 1976 y 1987, y diputado comunista por Madrid entre 1977 y 1981. Muy joven, en 1935 se afilió al Partido Comunista y la UGT. Hijo de ferroviario, fue soldado de la República y la rebelión de Casado para rendirse a Franco lo coge en Madrid, donde es en detenido, pero escapó. 
Como defensor de la República, una vez capturado por una delación, fue condenado a trabajos forzados. En 1944 se fuga y vive como puede en Orán, donde se casa con Josefina Samper. En 1957 regresa a España una vez indultado y entra de obrero en la Perkins Hispania. Es elegido representante de la empresa y trabaja en la infiltración de las Comisiones Obreras en los sindicatos franquistas, lo que le cuesta 9 años de presidió en Carabanchel. 
Sigue en la lucha sindical y vuelve a ser procesado en el famoso sumario 1.001. A partir de 1976, las Comisiones Obreras, hasta entonces autodefinidas como movimiento sociopolítico, más que sindicato, se constituyen en confederación sindical y Marcelino Camacho es elegido secretario general. En ese momento ya era miembro del Comité Central del Partido Comunista de España (PCE). Fue elegido diputado por Madrid en las elecciones constituyentes de 1977 y reelegido en las elecciones de 1979. Dimitió como diputado por desacuerdo con las normas laborales que aprobó el Parlamento con el apoyo del PCE.
Este recio soriano nació Osma-La Rasa, Soria, 21 de enero de 1918 y nos dejó desde Madrid el 29 de octubre de 2010. Dirigió CC.OO. hasta 1987 e hizo de ellas la primera organización sindical de España.  Nunca abdicó de sus ideas y estuvo en desacuerdo con la inmersión del PCE en Izquierda Unida. A partir de ese momento declinó su liderazgo dentro de la organización que se iba adoptado a los nuevos tiempos.
Recibió la Medalla al Mérito Constitucional de manos del Rey Juan Carlos I, una orden civil española creada por el gobierno de Felipe González en la III Legislatura mediante Real Decreto de 18 de noviembre de 1988, concedida a «aquellas personas que hayan realizado actividades relevantes al servicio de la Constitución y de los valores y principios en ella establecidos». Fue objeto de varios homenajes multitudinarios hasta su muerte. Siguió viviendo de modo sencillo y nos dejó un libro de memorias (Confieso que he luchado). Dos Universidades, la Politécnica de Valencia y la de Cádiz en 2008 lo nombraron “Doctor Honoris Causa”, respectivamente.
Lo recuerdo cordial, preciso, claro en la exposición de sus ideas. Para mí fue un honor y un ejemplo conocerlo. Todavía recuerdo sus palabras, recogidas en mi crónica en una multitudinaria cena con el movimiento obrero de Vigo: "El sindicalista debe ser consecuente -decía-: saber detenerse cuando se debe parar y avanzar cuando se debe avanzar. El buen dirigente nunca conduce a los compañeros al precipicio".

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