Opinión

La mezquita (catedral) de Córdoba, el culto y la política

A mí me ocurre, como pienso que le pasará a cualquier persona con cierta sensibilidad, que en la Mezquita (catedral) de Córdoba los añadidos católicos, por su barroquismo e inadecuación estética, me parecen un pegote. Aquello no casa allí. Y esto es tan cierto como que la cuestión de la titularidad del templo es menos importante que la cuestión del culto y el viejo contencioso de movimientos islámicos (y no precisamente de los más templados) por reivindicar el monumento, empezando por permitírsele su uso conforme al Islam o la simple entrega a su custodia. Ha habido ya graves incidentes con musulmanes radicales (algunos de nacionalidad norteamericana, curiosamente) que han pretendido la ocupación no pacifica del centro.
Aunque “rezar es hablar con Dios” (cada uno con el suyo), en la Mezquita cuidan de este asunto unos vigilantes jurados que no permiten a los de otras religiones (en particular a los devotos de Alá) manifestar con ritos o gestos sus creencias (como vemos en las mezquitas tradicionales). Las peticiones de colectivos musulmanes de que la Mezquita-Catedral de Córdoba habilite un espacio para culto regular de musulmanes, siempre ha sido desestimada por el Obispado de modo rotundo. Desde la institución religiosa se asegura que ni se ha contemplado “ni nunca se contemplará” esta posibilidad.
El delegado diocesano para el Ecumenismo y el Diálogo Interreligioso del Obispado de Córdoba, Manuel González, afirmó que la Mezquita no habilitará una zona para rezo musulmán. "Por parte de la Iglesia católica no se está contemplando, ni nunca se contemplará. Todo lo que fue antigua mezquita fue consagrado catedral por lo que solo cabe rezo cristiano en el lugar”. González afirma que, “aunque de manera puntual se ha hecho el rezo de otras religiones, convertir la catedral permanentemente en lugar de culto cristiano y musulmán es una contradicción". No obstante, manifestó que entre las Iglesias cristianas siempre están dispuestos a orar en común, pero salvando la identidad de cada una. No puede ser más rotundo. Pese a ello, es una reivindicación permanente de las comunidades islámicas de Córdoba, apoyadas curiosamente por algunos partidos de izquierda.
Siempre que sale a colación este tema, me gustar contemplar el caso contrario; es decir, el de un templo cristiano que devino en Mezquita, y el paradigma es la antigua Catedral de Santa Sofía en Constantinopla, Bizancio o Estambul. La historia es curiosa. Hoy en día es un museo, pero en su visita a Turquía fue visitada por el Papa anterior. Este templo, entre el año 360 y hasta 1453, fue la sede del patriarca Constantinopla. Los caballeros cruzados lo convirtieron en templo católico 1204 a 1261 pasando a manos del patriarcado latino de Constantinopla. Los otomanos convirtieron el edificio en mezquita, función que cumplió desde el 29 de mayo de 1453 hasta 1931, fecha en que fue secularizado. El 1 de febrero de 1935 fue inaugurado como museo que es la función que tiene ahora.
Sobre este asunto de la Mezquita, su titularidad y uso, la opinión pública está divida. Una parte considerable sostiene que, con independencia de que la Iglesia haya procedido moral y legamente en confluencia con lo que es debido sobre su titularidad, es mejor dejar las cosas como están. Y se temen dos efectos: la desnaturalización actual del templo y que se ceda a las reclamaciones de los colectivos musulmanes (a quienes se acusa de pretender la ocupación definitiva del templo, invocando derechos históricos) o la simple secularización y transformación en un museo, como Santa Sofía.m Insisten en que es absurdo, debido a una formalidad subsanable, en todo caso, negar la titularidad moral e histórica de la Mezquita como templo cristiano.
Es evidente que la plena titularidad del templo por parte del Estado o la Junta derivaría, por la lógica de un Estado no confesional, donde teóricamente todas las religiones son a tales efectos iguales, en la posibilidad de que el edificio tuviera que ser compartido con el Islam e incluso otras religiones. Y eso no parece muy fácil ni compatible. Casi parece mejor convertirla en museo. ¿Se puede subsanar el asunto de la titularidad y llegar a una solución satisfactoria, al menos para la mayoría?
De todos modos, conviene pensar que debajo de la Mezquita habrá un templo visigodo y debajo de éste un ara romana. Córdoba no la fundó Abderramán, sino que “Córduba” es ciudad romana. Yo, en este de la identidad de los españoles estoy más por la herencia de Roma, de que somos una celtíberos romanizados para bien y siempre he sido devoto de las teorías de Don Claudio Sánchez Albornoz sobre la formación de España que con las de mí también admirado Don Américo Castro. La historia no es reversible.
No debemos pasar por alto los intentos de algunos colectivos de “islamización de Andalucía”, donde cada vez hay más mezquitas e incluso se instalan en los pueblos una especie de hombres sabios (al margen de los imanes) que recuperan el papel patriarcal de algunos personajes que ejercían esa función en el pasado con fines evidentemente propagadores del Islam.
Poco antes de morir, en una serie de memorables trabajos, Don Claudio Sánchez Albornoz dedicó un trabajo a algunas jóvenes andaluzas que mostraban ciertas tendencias islamizantes y les recordaba que gracias a los caballeros cristianos castellanos y gallegos ellas mismas se habían librado de la posibilidad de vivir en un serallo. Era una metáfora, evidentemente, pero da que pensar.
Yo dejaría, al menos por ahora, el asunto de la Mezquita como está, pues creo que los andaluces y los españoles en su conjunto tenemos otros problemas más acuciantes en que ocuparnos.

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