Opinión

La ley de extranjería de Podemos

Para entender en toda su dimensión, y sobre todo en sus consecuencias, el programa de Podemos, aconsejo poner en relación unos puntos con otros, y extraer las adecuadas consecuencias de sus efectos.
Veamos el asunto de la consideración de los españoles y los extranjeros. Todas las naciones civilizadas del mundo poseen mecanismos legales pautados para obtener la ciudadanía, sujetos a determinadas condiciones y exigencias que ha de cumplir quien pretenda obtenerla. Y a la ciudadanía va vinculado el derecho de sufragio, pero también obviamente una serie de deberes y lealtades.
Si uno lee el programa de Podemos nos encontramos con dos aspectos llamativos: Desparecen prácticamente todos los requisitos que en cualquier parte se exigen para obtener la ciudadanía, incluido un mínimo conocimiento del idioma, reduciendo los plazos y eliminando todo obstáculo o formalidad habitual. Pero va más allá, al pretender extender a los extranjeros, no nacionalizados, sino simplemente residentes, el derecho de sufragio en comicios políticos e incluso la posibilidad de que los extranjeros formen “partidos nacionales propios”. 
Todo esto ya sería un disparate, a mi entender, ya que ni siquiera se exigiría reciprocidad por parte de los países de origen con respecto a los españoles en cuanto a los derechos que tan generosamente se otorgan. Únase a ello el desarme de las fronteras y de toda política efectiva del control de las mismas, y los efectos pueden ser predecibles.
Pero hay más: El Círculo Musulmán de Podemos (curiosa excepción religiosa en un partido acatólico y especialmente sensible a la no confesionalidad del Estado) promueve que de otorgue a la nacionalidad a todos los marroquíes y otros norteafricanos descendientes de los moriscos, lo que de facto podría convertir en españoles a un millón de marroquíes de la noche a la mañana, según algunos cálculos que otros reducen a un tercio. Dejando de lado los antecedentes de los antepasados de muchos de ellos, como piratas que asolaron el Sur y el Levante de España y nuestras naves, el asunto, resulta del todo inasumible, y sin comparación posible con el de los judíos sefardíes.
Unamos a todo ello, la expansión a todos los españoles del futuro y residentes extranjeros legales en España la famosa renta única universal, veremos a dónde nos puede conducir, cuál será el efecto final de tales políticas.
España va a ser jauja, y el efecto llamada –como es lógico- dada la prevista permisividad de entrada, de consecuencias que uno no es capaz de imaginar.
¿Quieren esto, de verdad, las personas que votan a Podemos? Porque el futuro que nos deparará no va a ser precisamente una Arcadia feliz. Sino, otra cosa.
 

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