Opinión

España y Cuba, con Estados Unidos al fondo

Los norteamericanos han sostenido siempre que el embargo (que no bloqueo, el resto del mundo siguió comerciando con la isla) no tenía tanto como objetivo desalojar a Fidel Castro del Poder, como la respuesta ante la confiscación de sus empresas sin indemnización. Cuesta creerlo. El embargo ha sido un instrumento de doble filo, se mire como se mire. Todavía en los peores momentos, se podían hallar en la isla productos de origen USA, que en gran medida llegaban a través de Canadá y otros países. A partir del 2001, empezaros los envíos regulares de cereal por barco.
Lo cierto es que, aunque las cifras varían, pese el embargo, Cuba recibe de Estados Unidos alimentos y medicinas, desde que el año 2000,en que una ley del Congreso permitió el desbloqueo parcial del embargo, pero sólo para algunos productos.  Pero nos dejemos confundir, los envíos de alimentos de origen USA a Cuba apenas representaron en el mejor momento el tres por ciento de sus exportaciones. Según despacho de la Agencia Reuters, trigo, pollo, maíz, arroz y soja ocupan más del 70 por ciento de las ventas de Estados Unidos a Cuba.
Lo cierto es que este comercio singular no tiene una trayectoria nada constante. Las entradas de productos del campo y la cabaña norteamericana han sido cifras irregulares, según el U.S.-Cuba Trade and Economic Council.  En 2014, los agricultores norteamericanos enviaron a Cuba productos porvalor de 291,2 millones de dólares. Sin embargo, las ventas de medicinas y otros productos médicos a Estados Unidos se mantienen de modo constante, 3,6 millones de dólares en 2015. Ni tampoco deja de ser curioso que Cuba compre a Estados Unidos whisky y el tequila.
Cuba tiene que importar muchos productos que podría producir. Algunas de las ocurrencias de Fidel Castro provocaron graves crisis en la cabaña ganadera, cuando se intentó cruzar vacas de carne y lecheras. Fue un desastre. Por no referirse al fracaso de la famosa zafra de los 10 millones, en la que el propio Fidel se fue a cortar caña. Pero al haber concentrado todos los esfuerzos en una sola parte de la economía los demás se resintieron. Todos reconocen que frente a los inventos de Fidel, desde el primer momento, su hermano Raúl tuvo un sentido más próximo a la realidad.
Desde el inicio mismo del triunfo de la Revolución castrista, el gobierno comenzó la confiscación de todo tipo de empresas, desde los grande ingenios azucaremos a la pequeña empresa familiar más humilde, como los quioscos de refrescos y helados. El 13 de octubre de 1960 eran expropiadas 644 empresas esenciales unas más que otras, pero de todo tipo. Aunque esa política fue constante, el 13 de marzo de 1968 se llevó a cabo el proceso final. Pero esta vez ya no eran las grandes corporaciones, muchas de ellas norteamericanas, pero otras de cubanos y españoles. En esta fase se produjo la incautación de la pequeña y mediana empresa en número de 60.000, incluidas tabernas, zapaterías, empresas de servicios diversos, pequeños talleres y hasta peluquerías.
Raúl Castro, desde que tomó el relevo de su mano permitió que pudiera rebrotar un discreto nivel de iniciativa privada (han aparecido miles de pequeños emprendedores)  Y tolerado de modo oficial lo que ya se venía haciendo (sobre todo en cuanto a la venta directa de sus escasos excedentes por los cultivadores). Pero los cubanos sobreviven como pueden porque determinados productos básicos siguen sin cubrir la demanda. Y funciona, como es normal, el mercado negro, cuando no la propia corrupción que con frecuencia lo alimenta.
De todos modos, las cosas han cambiado, aunque poco: Se permite una Zona Especial de Desarrollo de Mariel y se han otorgado permisos a empresas norteamericanas y de otros países para desarrollar actividades económicas. En la isla operan dos centenares de empresas españolas de diverso tamaño, generalmente en el sector servicios y turismo (que de enero a septiembre de este año había invertido en la isla 663 millones de euros). Cuba tiene interés en desarrollar empresas mixtas con los grandes operadores para la gestión de hoteles, donde ya operan las principales empresas del sector y los bancos. Iberia ya vuela regularmente a La Habana. Conviene tener presente que España es el primer inversor de Cuba (45 por ciento del total), muy alejando del segundo, Canadá (10 por ciento). 
Y está pendiente una delicada cuestión de la que nadie habla: ¿Qué pasa con las indemnizaciones de los bienes que fueron expropiados por la Revolución?
 

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