Opinión

La condesa que entusiasma a los seguidores de Sánchez

La escritora María Mir-Rocafort ha publicado en su blog un artículo de apoyo a Pedro Sánchez que entusiasma a sus seguidores y al que éstos están dando amplia difusión. Esta señora es, según ella misma resalta siempre, es Condesa de Triago, Pallars Sobirà. Me imagino que habla en serio Aunque esta señora no milita en el PSOE, pródiga escritora, explica de este modo su entusiasmo por el partido de Pedro Sánchez: “Mi campaña a favor del PSOE obedece a mis convicciones. Me pienso y me siento socialdemócrata y estoy convencida de que el único partido socialdemócrata en este país es el PSOE”. Es sin duda una mujer culta, que escribe con soltura y sencillez y cultiva diversos géneros, e incluso con apreciable sentido del humor. Ha publicado varios libros interesantes sobre el poder de la mente.
El artículo que entusiasma en el PSOE se titula “La antimoral de los difamadores”. Doña María se deja llevar por las emociones, pero pierde la objetividad crítica que se supone al poder de su mente, cuando escribe sin más: “Sánchez accedió a la presidencia del gobierno cuando la corrupción del PP y el presunto perjurio de Mariano Rajoy parecieron intolerables a todos los diputados excepto a los de Ciudadanos”.  Aludir a la corrupción, cierta del PP, entendiendo que el PSOE es un partido regenerador de la moral pública no resiste la crítica objetiva, dado el pasado y presente de los chanchullos de la casa. 
La alusión genérica a la bonhomía de los diputados, salvo los de Ciudadanos y el propio PP, no es ni decente ni seria por dos motivos: primero, porque según el portavoz del PSOE, José Luis Ábalos,  como declaró en enero de este año, nunca se aceptaría formar gobierno con los votos de los independentistas porque tienen otro concepto de España, ni tampoco con los de Podemos como reiteró en 2017, el ex ministro socialista Jordi Sevilla, asegurando que un gobierno PSOE-Podemos era algo que “nunca se iba a dar”. O sea, que era el propio PSOE quien rechazaba de entrada los viáticos de una parte significativa de esos diputados.
La elección de Sánchez fue legal, sin duda; pero fue moralmente deleznable por las propias manifestaciones del propio Pedro Sánchez de que nunca se aliaria con Podemos y de sus propios portavoces, no sólo en ese sentido, sino aceptar llegar a la Moncloa con los votos de Bildu-ETA y los independentistas catalanes. Y eso no supone que, si Rajoy tuviera que ser removido, sino que Sánchez cumpliera su compromiso de devolver la voz a los españoles y convocar elecciones, cosa que no hizo. La condesa emite su análisis y si aludir para nada al proceso tal y como fue, arremete contra la “prensa” en general como colaboradora pertinaz con las fuerzas del mal, obviamente Ciudadanos y el PP, coaligados en campaña con el hombre de bien que venía a regenerar España, obviamente, sin entrar en detalles de los consocios que lo subían al Falcon.  
Esta señora, que se dice socialdemócrata, no entiende que la crítica a Sánchez puede soplar en otro sentido, el verdadero socialismo, los principios en que se basa este partido; de modo que criticar a Sánchez es alistarse en el bando del mal, recordar sus contradicciones y mentiras es ser un perverso difamador.
Lo que esta señora olvida es el compromiso de Sánchez con la sociedad, sobre quiénes serían sus socios para gobernar, la pronta convocatoria de elecciones. Nada dice esta señora de los errores, rectificaciones, nada dice de los compromisos incumplidos de Sánchez sobre la forma de gobernar. Resulta insólito que esta condesa aluda a las mentiras de la derecha y tape con capa puvlial las del PSOE. Alude a la prensa en general como maligna organización levantada en arma contra un paladín de compromiso, la verdad y la equidad, como hace Trump. Ciega la propia memoria del modo en que Sánchez nos fue engañando en cosas más graves que su tesis. Que cien tesis.

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