Opinión

¿Alguien cree que Laureano Oubiña está arrepentido?

Quienes, como yo mismo, seguimos como periodistas hace varias décadas el fenómeno del contrabando industrial de tabaco en Galicia y la reconversión de sus estructuras en un sistema eficiente para la introducción de todo tipo de drogas hasta sus alianzas con los cárteres colombianos, no podemos sentir otra cosa que una enorme frustración al comprobar la facilidad con que uno de los más peligrosos criminales, no rehabilitado, según el propio informe de la Junta de la Clasificación de la última cárcel que lo acogió, del Pablo Escobar gallego, de Laureano Oubiña, un peligroso bandido en toda regla, sale a la calle.
El contrabando industrial surge en Galicia a finales de los años 70 y comienzo de los setenta al amparo de la legislación de contrabando de tabaco que sólo imponía multas –que los contrabandistas no pagaban, pues todo eran insolventes- por una actividad que creció de modo exponencial. De tal modo, sustraían al Estado una parte creciente de la Renta del Tabaco; es decir, de los impuestos que gravaban las cajetillas de rubio americano. La reforma de la Ley apenas los disuadió porque las condenas a penas aflictivas eran tenues.
Paradójicamente, la entrada en la Unión Europea benefició a los traficantes. Como la mercancía, controlada desde Suiza, llegaba a España principalmente desde Holanda, y dada que las leyes se retrotraen en beneficio del delincuente, cuando le son favorables, los grandes sumarios decayeron el desaparecer el delito de contrabando, y convertir el tráfico ilícito en un mero transporte de mercancías dentro de la CEE. Pero persistían otros delitos, como el tráfico ilegal de capitales, la corrupción de funcionarios, etc. Ni la fiscalía ni el abogado del Estado quisieron trabajar.
Pero ya envalentonados por su impunidad, los contrabandistas habían transformado su estructura, sólidamente asentada, en otra actividad, el tráfico de drogas. Laureano Oubiña fue uno de los primeros en dar el paso. El historial de este delincuente es espectacular.
Tres veces condenado por delitos contra la salud pública. Condenado a 12 años por blanqueo en 1994, pero asombrosamente absuelto más tarde; otros seis años de condena por delitos fiscales…La lista de sus delitos no tiene fin. El 10 de febrero de 2014 ingresó para cumplir una condena de cuatro años y 7 meses, recurre por motivos de salud, pero no se estima el recurso.
Este sujeto estuvo huido 13 meses para escapar de su segunda condena, pero fue detenido el Grecia en el año 2000. Para asombro de todos, uno de sus defensores tiene un apellido ilustre, nada menos que Joaquín Ruiz Giménez Aguilar. Antes su abogado fue el famoso Pablo Vioque, que de letrado de delincuentes acabó de jefe de su propia banda.
Entre sus propiedades, adquiridas de forma irregular, se encontraba el Pazo de Baión, que fue requisado por las autoridades y subastado. Las bodegas Condes de Albarei se convirtieron en sus nuevos propietarios. Se han remodelado 5.000 de sus 9.000 metros cuadrados. Pero, cosa de la que no hay que asombrarse, las hijas de este delincuente no se da por vencida y trajina para ver de recuperarlo, alegando que la expropiación fue ilegal.
Lo cierto es que este peligroso capo ha obtenido la libertad condicional gracias al juez central de Vigilancia Penitenciaria, José Luis Castro, a pesar de que tenía en contra a la junta de tratamiento de la prisión madrileña donde se alojaba, y se basa, entre otros criterios, en sus 70 años de edad, en que está próximo a cumplir ya tres cuartas partes de su última condena, en su buen comportamiento y en que en la calle tiene una oferta de empleo estable. 
De momento, ya veremos si es verdad, este sujeto no puede volver a Galicia hasta que liquide en su totalidad   los cuatro años, siete meses y 15 días de cárcel por blanqueo a los que fue condenado el 11 de septiembre de 2012 por la Sección Cuarta de la Sala de lo Penal de la Audiencia Nacional, pena que incluye una multa de 2.226.100 euros y el comiso de varias propiedades. Para calibrar su nulo arrepentimiento hay que ver el calendario: ya en julio de 2012 fue puesto en libertad, pero volvió a ser juzgado por cuentas pasadas, como la de urdir un plan para “dar apariencia legal a los fondos procedentes de las operaciones de narcotráfico ingresados en el Banco Popular de Melilla comprando terrenos en las localidades pontevedresas de Sanxenxo y Vilagarcía de Arousa.”.
Su aparición en el programa de Ana Rosa Quintana no fue una gran exclusiva periodística, sino una increíble muestra de su cinismo. Pidió perdón por sus “errores” no por sus delitos, y llegó a considerarse una víctima del sistema y de sentirse "discriminado ante la negativa judicial de concederle la condicional que acaba de obtener frente a políticos y otros delincuentes", cosa que por lo visto no se considera.
Francamente, cuesta trabajo creerse que esté regenerado y arrepentido, que ese trabajo que dicen va a realizar en una ONG fuera de Galicia sea algo efectivo. Lo que sí que asombra es el anuncio de que piensa escribir sus memorias. Sólo falta que lo veamos por los platós como una nueva estrella de la telebasura.
 

Te puede interesar