Opinión

SUSANA DÍAZ, PRESIDENTA

A Zapatero le costó pronunciar la palabra 'crisis'; a Rajoy, el nombre de Bárcenas, y a Susana Díaz, flamante presidenta de la Junta de Andalucía, reconocer la existencia de los ERE fraudulentos. Y sin embargo, la crisis, Bárcenas y los ERE fraudulentos están ahí por mucho que se pretenda ocultar su existencia por el hecho de no nombrar la bicha. Lejos de ocultar la realidad, quienes así proceden quedan en evidencia y contribuyen a que los ciudadanos se rebelen cuando pretenden tomarlos por lerdos. Si Susana Díaz es la primera mujer presidenta de Andalucía es porque su antecesor ha dimitido por razones personales, sí, pero sobre todo por el acoso al que está sometido por sus responsabilidades políticas cuando la bola de nieve de los ERE comenzó a crecer.


Susana Díaz trató de poner distancia con su predecesor prometiendo que su afán será la lucha contra la corrupción sin mencionar el caso de los ERE, para no señalar a Griñán´, y con la voluntad de hacer tabla rasa con respecto a un asunto que ha minusvalorado otras labores políticas como si eso fuera posible, como si no se hubiera producido una sucesión personal en un proyecto político que lleva una treintena de años gobernando en Andalucía sin solución de continuidad, y sin que los ERE y ahora las relaciones de UGT con la Junta no transmitan la idea de corrupción generalizada, situación que se ha repetido en otras ocasiones cuando un partido se ha convertido en un régimen que ha permitido creer a los gobernantes que vivían en un espacio de impunidad. Cuando se conozca el nuevo gobierno andaluz no habrá rastro de posibles responsables en el caso de los ERE, pero no se garantiza que la sombra alargada de este asunto no se proyecte sobre la nueva gobernante o que se conozcan nuevas corruptelas, aunque difícilmente de la dimensión de las que investiga la juez Alaya.


Sin desdeñar la importancia que tiene la lucha contra la corrupción para evitar la desafección de los ciudadanos hacia la política y que en sintonía con Alfredo Pérez Rubalcaba vaya proponer a Rajoy ?cuando la reciba. Griñán se va sin conseguirlo: otra anomalía- un pacto contra la corrupción, no deber ocultar que su principal responsabilidad es la de luchar contra los desequilibrios de Andalucía, la comunidad autónoma con mayor cantidad de parados, con mayor pobreza relativa para que alcance la media de las comunidades autónomas y con el compromiso de no afectar a los derechos adquiridos en los servicios sociales, para lo que va a contar con el apoyo de Izquierda Unida, en una actuación política que por el momento respaldan los ciudadanos -según las encuestas- mientras que el PP atraviesa una travesía del desierto en el que lo mismo cuestionan a Susana Díaz por no haberse presentado como cabeza de cartel en las elecciones de marzo del año pasado que piden elecciones anticipadas a pesar de carecer de liderazgo, en un cierto desprecio a los votantes que convirtió al Partido Popular en el partido más votado.


La presidenta andaluza, que será el mascarón de proa del PSOE en la oposición a las reformas que pretende el Gobierno, tiene por delante el reto de imponer su impronta con un programa de gobierno en el que no hizo grandes anuncios para conseguir crear empleo, y aunque se centrará en el desarrollo de un nuevo modelo productivo basado en los sectores en los que la comunidad andaluza tiene mayor potencial de crecimiento sí que ha prometido abordar un cambio esencial: tratará de cambiar la política de subvenciones por la de incentivos para alejar la idea de comunidad subsidiada que tanto daño hace a Andalucía y a los andaluces.

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