Opinión

Silencio ejemplar

Sí alguien esperaba que en los mensajes de la Pascua Militar, en el del rey don Juan Carlos o en el del ministro de Defensa, Pedro Morenés, hubiera una referencia a la unidad de España más allá de lo protocolario y habitual como misión que tienen encomendadas las Fuerzas Armadas habrá quedado defraudado, porque la sombra del desafío de Cataluña no pasó de esa mención. Y que esa circunstancia haya sido así es una buena noticia en lo que tiene de normalidad sobre una iniciativa política que solo la política tiene que resolver.

La labor de las Fuerzas Armadas es la de trabajar para preservar la seguridad y el bienestar de los españoles, dijo don Juan Carlos, mientras que fue Morenés quien apuntaló que el trabajo que realizan los militares españoles está destinado a garantizar el bien común que se sustenta en la soberanía, unidad y solidaridad entre todos los españoles y que mantienen un silencio ejemplar. Y hasta ahí llegaron las alusiones o referencias a la situación política. A nadie se le pasa por la cabeza que los militares intervengan en una cuestión como el desafío catalán y todas las declaraciones de mandos militares que se han salido de la norma han sido sancionadas con la suficiente rapidez y rigor para tener carácter ejemplarizante.

Tanto el rey como el ministro de Defensa centraron sus intervenciones en lo que verdaderamente importa para la defensa de España y para los militares que la deben llevar a cabo: mantener sus capacidades operativas en una situación de restricciones presupuestarias que han obligado a numerosas reformas tanto de tipo estructural en el mando de las Fuerzas Armadas como operativas, que es una forma de mostrar la solidaridad con el resto de los ciudadanos, y que ha tenido como efecto visible la revisión de los programas de armamentos que hay que pagar, o la baja de sistemas de armas cuyo mantenimiento resulta excesivamente oneroso, al tiempo que se trata de dar mayor importancia a la industria nacional de defensa.

Y todo ello sin perder eficacia para el desarrollo de las misiones que tienen encomendadas. En especial las que se desarrollan en el exterior, -y que han tenido como ejemplo el repliegue de la mayor parte de las tropas de Afganistán-, mientras que las nuevas misiones internacionales en la que participan los militares españoles tiene un carácter más limitado y circunscrito a labores logísticas o de adiestramiento de las fuerzas en los países en los que intervienen, con una mención atinada del ministro de Defensa a la necesidad de la colaboración internacional para crear lazos de confianza y una mayor eficacia tanto para adaptarse al entorno geoestratégico mundial como para la defensa de los intereses nacionales en el exterior.

La Pascua Militar fue el primer acto oficial del rey fuera de La Zarzuela tras la última operación de la cadera, y se le ha visto cansado y desmejorado con dificultades para pronunciar su discurso, a medio camino por la emoción de encontrarse entre sus compañeros de la milicia y por las consecuencias de la recuperación, y que habrá arruinado la campaña de imagen que una semana antes se había realizado desde la Casa del Rey para revitalizar su imagen, en consonancia con su mensaje de Nochebuena de permanecer al frente del timón de la Casa del Rey, mientras que habrá dado nuevos argumentos a quienes se muestran partidarios de que se produzca la abdicación en el príncipe de Asturias.

La normalidad de los mensajes de la Pascua Militar sobre el problema catalán y el carácter de los militares españoles se han visto empañados por la delicada imagen que ha transmitido el rey.

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