Opinión

Dudas razonables

Si la campaña electoral se le va a hacer eterna a Podemos, a Ciudadanos le va a pasar exactamente lo mismo. No hay día que Ciudadanos, bien por boca de su presidente, bien por la de alguno de sus candidatos, no ofrezca algún motivo de polémica por la falta de concreción de sus propuestas, las rectificaciones después de haber resbalado, las condiciones que impondrá para alcanzar pactos o su voluntad de apoyar el gobierno de la lista más votada. 
De nada le sirvió a Albert Rivera rectificar en cuanto que pudo su afirmación acerca de que solo los menores de 35 años pueden llevar a cabo una profunda regeneración de la vida política. Lo que ha quedado y genera debate es su afirmación primera, aunque la mayoría de los partidos haya iniciado un proceso de renovación que conlleva un rejuvenecimiento en sus liderazgos -salvo en el caso del PP, que no deja de tratar de apuntarse al voto del miedo- y que por otra parte ha sido un proceso habitual cuando han tenido que recuperarse de una crisis interna. Como la declaración no casa bien con otro postulado político que ha de mantenerse, como es el pacto entre generaciones –que también se ha llevado a cabo siempre-, Albert Rivera ha quedado señalado y se pasa por alto su rectificación, porque en campaña electoral cualquier yerro es munición gratis para el adversario. 
A esa reflexión de Rivera se ha añadido otra ocurrencia como restringir a dos personas por habitación la habitabilidad de las casas, con la intención de acabar con los ‘pisos patera’, pero que ha sido explicada de forma deficiente: más argumentos a quienes les califican de partido amateur. Más grave, sin embargo, es el hecho de que sus candidatos no digan lo mismo en todas las partes respecto a asuntos que, sin ser cruciales, ponen de manifiesto improvisación o que van por libre, cuando los votantes están acostumbrados a que, al menos durante la campaña, todos los partidos mantengan la uniformidad. Buscar candidatos deprisa y corriendo es lo que tiene. 
Pero hay contradicciones más de fondo que sí pueden mover el ánimo de los votantes. Por fin, Ciudadanos empieza a poner sobre la mesa las condiciones que va a imponer al Partido Popular, si quiere contar con sus votos para conservar el poder territorial. Su primer requisito  será que deben asumir la celebración de primarias para la elección de sus candidatos, una petición que no casa con el carácter presidencialista del PP y el método del ‘dedazo’ con el que han sido designado muchos de ellos, empezando por Esperanza Aguirre, presidenta del PP de Madrid, que ha utilizado el mismo sistema para designar candidatos a algunas alcaldías, pero que en estos días acaba de recibir una buena noticia por parte del partido de Albert Rivera. Su candidata en Madrid, Begoña Villacís, ha declarado que las posibilidades de pactar contra el partido más votado –el PP según todas la encuestas- son del 0’01%. ¿Podrá Villacís imponer un cambio organizativo en su partido a Esperanza Aguirre y Albert Rivera a Mariano Rajoy? Las dudas son más que razonables. 
O sea, que no es solo que Albert Rivera esté dispuesto a facilitar la continuidad de los gobiernos del PP en comunidades autónomas y ayuntamientos, sino que con sus meteduras de pata le está facilitando su campaña electoral y su papel de bisagra puede quedar cada vez más disminuido.      

Te puede interesar