Opinión

'Marca España' y sus muchos enemigos

En las próximas horas se espera el nombramiento de la nueva responsable de la 'marca España', a la que confío que no llamen, como a su antecesor, 'comisionada', que es nombre con reminiscencias algo antiguas, como era la propia organización hasta ahora de la 'marca', sin presupuesto ni una orientación bien definida pese a los afanes desplegados por Carlos Espinosa de los Monteros, el titular saliente.
Sería absurdo culpar al Alto Comisionado, o como quiera que se llame en el futuro, del bajo rendimiento de una `marca` por la que sus principales mentores teóricos, es decir, nuestros representantes, han trabajado bien poco, para no citar al fugado y compañeros secesionistas, empeñados en destruir cualquier atisbo de buena reputación que adorne a nuestro país, que, mal que les pese, es también el de ellos.
Pero no hablo de Puigdemont, Torra y los de la 'diplocat' renaciente. Hablo de los de este lado del Ebro, que se empeñan en mostrar un país académicamente en ruinas gracias a sus abusos de tesis, másters, conferencias 'fusiladas', exámenes trampeados. O de los viajes de boato innecesario, a bordo de aviones oficiales, o del culto excesivo al líder (y comprenderá usted que no hablo solamente del Gobierno).
No, no basta con tener un Rey alto y un presidente al que se le considera oficialmente guapo, y conste que, en punto a estaturas de todo tipo, no estoy equiparando a uno y otro. No basta con tener sol, buenas carreteras, hoteles magníficos y setenta y cinco millones de turistas. Claro que ellos, y sus respectivas parejas, dan muy bien en las fotos junto a mandatarios extranjeros más bajitos y rechonchos. Pero no puede ser que, como me dijo hace un día un embajador de país europeo acreditado en Madrid, alguien te diga que el Gobierno (y quizá la oposición) están "llenos de tramposos, con T de Trump". No se lo toleré, porque no quiero admitirlo, aunque hoy, ahora, lo escriba con ciertas dudas.
¿Somos los españoles tramposos? ¿Son un 'fake' nuestras universidades, algunas de ellas al menos, nuestros institutos de excelencia, ciertas instituciones pomposas? ¿De verdad seguimos siendo el país de las pequeñas corruptelas `sin importancia`, como admitir que te den un grado de excelencia académica por ser más que el común de los estudiantes, que te den plaza en un vuelo por ser `autoridad`, librarte de las colas por lo mismo?
Para mí, poder contestar que no, de ninguna manera, a todas estas preguntas tiene mucho más que ver con la `marca España` que todas las recepciones que se puedan ofrecer a los periodistas extranjeros a base de jamón ibérico y tinto de buena añada. O que ponerse una corbata con los colores de la bandera nacional. Ojalá la nueva comisionada, o como se llame, responda a los deseos que me expresó el ministro Josep Borrell y nos encontremos, de verdad, ante una nueva etapa de esa `marca España` que considere todos estos aspectos. Sin trampa ni cartón. Y, si hay que copiar lo que hacen otros países (citando), pues se les copia y en paz.

Te puede interesar