Opinión

Nada es lo que era

Pactar es un verbo que conjugan mal los dirigentes del PP. Les cuesta darse por enterados de que ya no tiene mayoría absoluta en el Congreso. Con 137 diputados están obligados a pactar. Pero se les hace cuesta arriba porque vienen de imponer leyes y normas. Como fue el caso de la Ley de Seguridad Ciudadana -para la oposición ,"ley mordaza"- que se aprobó en su día con los solos votos del Partido Popular y que ahora la oposición en unos casos quiere reformar (PNV) y en otros, derogar. Es la propuesta del PSOE a la que se suman las restantes izquierdas de la Cámara.
Todo en la vida tiene un porqué. En el caso de esta ley su origen nos devuelve a los tiempos de las manifestaciones encadenadas bajo aquél lema de "no nos representan" que desembocó en otro: "rodea el Congreso" que fue la presentación en sociedad de lo que con el andar del tiempo sería Podemos. Fueron también días de escraches y desahucios al por mayor.
Crispación era la palabra y Fernández Díaz el ministro del Interior. Por aquellos días las encuestas y demás estudios sociológicos reflejaban el malestar de una parte del electorado conservador preocupado por el clima de inseguridad. Especialmente en Madrid, donde las semanas se contaban por manifestaciones de todo signo. Las reacciones en caliente, unilaterales y sin demasiada reflexión suelen conducir a los extremos. La ley se aprobó sin consenso y por ello en el certificado de nacimiento llevaba implícita aunque sin fecha la partida de defunción. Era cuestión de tiempo. En 2015 el PSOE la recurrió ante el Tribunal Constitucional.
Aquel recurso es la base para buscar un acuerdo con las fuerzas parlamentarias que están por la derogación. El debate en el Congreso coloca al PP ante el espejo de su precariedad parlamentaria. Nada es lo que era. Son historia aquellos días de mayoría absoluta en los que las sesiones de control al Gobierno eran una variante del Club de la Comedia de las que Mariano Rajoy acostumbraba a salir airoso merced a su innegable talento para la ironía. Ahora toca humildad, esperar a ver qué pasa con los Presupuestos y, en última instancia, convocar nuevas elecciones.

Te puede interesar