Opinión

La mejor receta

Iniciamos 2019 con mucha incertidumbre política. Quien mejor resume la cuestión es la última encuesta realizada por Sigma Dos. Arroja un resultado concluyente. El 74 % de los españoles reclaman elecciones generales. Una demanda que comparte hasta un 65,5 % de los votantes del PSOE. Cuando la sociedad va en una dirección y quienes la dirigen optan por otra las cosas suelen torcerse. En esa reflexión debería estar Pedro Sánchez cuyo empecinamiento en prolongar su mandato -fruto de una moción de censura, conviene no olvidarlo- va camino de convertirse en obsesión de poder. Debería reflexionar, pero no está por la labor. Sus piruetas para disimular los desplantes de los partidos separatistas a los que necesita para aprobar los Presupuestos rozan lo patético. Ningún presidente de los seis que le han precedido en La Moncloa mendigaron en términos comparables el apoyo de otros partidos políticos. Ni cuando José María Aznar firmó con Jordi Pujol el oneroso "pacto del Majestic"; ni cuando Mariano Rajoy acordó el polémico "cuponazo" con el PNV ignorante de que los nacionalistas vascos (Andoni Ortuzar) estaban ya madurando traicionar el acuerdo para apoyar la moción de censura que le desalojó de la Presidencia del Gobierno.
Al hilo de lo ocurrido en Andalucía Pedro Sánchez puede que haya tenido un anticipo de lo que le podría pasar al PSOE en el conjunto de España. Pero se hace el sordo y desde Moncloa difunden un relato escapista que siembra alarma respecto del impacto que puede suponer la irrupción de Vox en el escenario político. Instalado como está en el lugar privilegiado del escaparate que brinda el poder Sánchez no quiere ni oír hablar de elecciones. ¿Para qué? ¿Para arriesgarse a perderlas? 
Llegó en el mes de junio comprometiéndose a convocarlas "cuanto antes" y en la última rueda de prensa del año dejó dicho que su intención es acabar la legislatura. Sueña con llegar hasta el 2020 sin bajar del Falcon y de la primera línea del telediario y del resto de programas informativos de los medios afines. Que son muchos y que mientras contemplan con indiferencia los guiños de Sánchez a los separatistas y bendicen los pactos con Podemos, se llevan las manos a la cabeza ante un posible acuerdo en Andalucía entre el PP y Ciudadanos con apoyo parlamentario de Vox. Dos varas de medir. Cuando hay problemas y una sociedad comparece dividida a la hora de buscar soluciones la mejor respuesta política son las urnas. Convocar elecciones y que sean los ciudadanos quienes decidan. Es la mejor receta cuando se quieren evitar males mayores.

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